Como estar presentes en un entorno lleno de distractores.
Soy mamá de tres niños varones, con edades y necesidades muy diferentes.
Seguramente está pasando por su mente lo mismo que por la mía… sí, sí vivo en medio de un gran caos, ruido, peleas, luchas, almohadazos, superhéroes y claro, futbol.
Siempre soñé con ser mamá y me soñaba con 10 hijos. Ahora, con tres, creo que la ecuación ha cambiado en mi mente.
Hace unos días mi hijo el mayor, de 8 años, cuando cenábamos me dijo: “Mamá, me gustaría pasar más tiempo contigo, casi no estás con nosotros”. Me desconcertó y un poco molesta le respondí: “¿Cómo? Si me paso toda la tarde haciendo sus cosas, llevándolos y acompañándolos a sus actividades, tenis, taekwondo, futbol, equitación, catecismo… Todas las tardes y la mayoría del tiempo lo dedico a tí y a tus hermanos”. Aún con tono un poco molesta, le seguí diciendo: “Mira cómo tengo las uñas, algunas ya sin uñas postizas, otras despintadas. Mira cómo tengo el cabello con la raíz y las canas que ya no se disimulan; mi estilo no es moderno, es cómodo, para poder adaptarme a todas las actividades. No tengo tiempo para mí”.
Pasó un rato, y me dijo antes de ir a dormir: “Mamá, gracias por todo el esfuerzo y la dedicación que nos pones, pero aún así siento que no pasamos tiempos juntos. ¡Te extraño!”.
Me sentí muy mal de haber reaccionado enojada. La culpa me invadió y se me apachurró el corazón, como me pasa muchas veces.
Le di un beso en la frente y le dije “perdóname a mí, hijo, no me di cuenta. Pensé que siendo tu chofer sentirías el amor que te tengo; pensé que cocinándote sentirías el amor que te tengo; pensé que llevándote a tus partidos te darías cuenta de lo orgullosa que estoy de tus avances y tus esfuerzos.
Pero tienes razón. De ahora en adelante te prometo estar presente en tus días de una forma real”. Sonrió feliz y se durmió.
Bien ahora esta reflexión Quiero compartir aquí esta reflexión porque sé que muchas mamás y papás pasamos por lo mismo y es muy frustrante, la verdad.
Nos pasamos la vida dispersos, distraídos. Muchas veces inmersos en la rutina o como yo misma le llamo: en modo avión.
Qué complicado se torna poner atención a tantas cosas: el trabajo, la casa, los niños, la pareja. Nosotras, como mujeres… el día debería durar unas cuantas horas más.
Hablamos del presente como si de verdad lo estuviéramos viviendo, es impresionante cómo la vida nos pasa por enfrente y no nos percatamos.
Los hijos crecen, nos despedimos de nuestros padres y muchas veces ni así valoramos y vivimos realmente nuestro presente, que como bien lo dice el maestro Oogway en Kung Fu Panda: El ayer es historia. El futuro es un misterio. El hoy es un regalo. Por eso se llama “presente”.
En un mundo superficial y lleno de falsedad, usamos el tiempo y nuestra energía en cosas, personas y situaciones que no deberían desgastarnos tanto.
Los niños no necesitan un chofer, ni una cocinera, ni tener la casa impecable, mucho menos una mamá perfecta arreglada de pies a cabeza. Ellos necesitan abrazos, palabras de aliento y llenas de amor, risas, aventuras divertidas y que queden en sus corazones.
De nada sirve estar en cuerpo presente, y ausentes de mente y corazón.
Dejemos de lado tantos prejuicios. Quitemos las etiquetas de buenas o malas madres y disfrutemos más de nuestros hijos, del momento que estamos pasando y no seamos tan exigentes con nosotras.
¡Lo estás haciendo bien!
Eres una gran mamá te lo aseguro, y cuando lleguen las dudas, recuerda que para tu hijo, tú eres y serás siempre la mejor madre del mundo.
Así que vamos a relajarnos. Deja el celular y busca espacios y momentos para jugar con ellos, pasar “tiempo de calidad”. Eso genera dopamina y eso está relacionado directamente con la motivación y la felicidad. Experiméntalo, verás que eso hará que el vínculo afectivo sea más fuerte.
Hoy aprovecho para reconocer todos tus esfuerzos. Muchas veces nadie, ni siquiera nosotras mismas lo hacemos. Pero yo te lo quiero aplaudir. Haces lo mejor que puedes con lo que tienes.
Mañana será un día nuevo y tenemos la posibilidad de ser mejores. Disfrutemos y aprendamos.
¡Un día a la vez!
Lo estás haciendo maravillosamente.
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