¿Qué tienen en común el Día del abuelo y la década de los noventas? Para muchos, quizás la nostalgia.
¿Qué persona que haya crecido en esa época no recuerda con cariño las series animadas más emblemáticas de la época como “Rugrats”, “Hey Arnold” o “Coraje”.
Si esas series fueron tan populares, en parte se lo deben a sus coloridos personajes y este 28 de agosto Día del Abuelo, queremos recordar a un par de abuelitos animados que tanta felicidad nos dieron en aquella década a chicos y grandes.
Rugrats
El abuelo Lou de Los Rugrats es recordado como uno de los más dulces pero descuidados abuelitos de la televisión. Y no es gratuito, porque a pesar de haber perdido a los bebés, Tommy, Carlitos, Phily y Lily en más de una ocasión, el cariño por su familia nos lo permite recordar con una sonrisa.
Si bien otra de las características en el abuelo Lou es que solía recordar sus días de combate en la II Guerra Mundial, en la versión más actualizada de Los Rugrats y estrenada ya entradita la segunda década del 2000, el adorable y tridimensional abuelo Lou sigue contando historias de su pasado, pero ahora de la movida década de los sesentas y el movimiento Hippie.
Muriel y Don Justo
No eran propiamente los abuelos de Coraje, el perro violeta que siempre los estaba rescatando de las oscuras presencias que rondaban la granja de este par de ancianitos despistados pero como si lo fueran.
Se trata de un típico matrimonio rural de la tercera edad, con una vida tranquila y hábitos tranquilos, hasta que caía la noche o se acercaban las figuras tenebrosas que amenazaban la remota granja en la que vivían con su cachorro, Coraje.
Aunque parezca frágil, este can era quien al final del día resultaba ser el torpe héroe anónimo de ambos.
Ella, Muriel, era toda dulzura y la principal protectora de Coraje; en tanto, Justo, era más bien amargado y un redomado bully contra el pobre perro.
Los abuelos de Arnold
Una de las características únicas que tenía Arnold, además de la forma de su cabeza, era su peculiar modelo de familia, que ya en los noventas rompía con las figuras tradicionales: luego de que sus aventureros padres se perdieran en una expedición, el joven Arnold quedó al cuidado de su abuelo Phil y su abuela Pookie en su pensión de huéspedes.
El abuelo solía ser una fuente de historias para su pequeño de diez años (aunque la mayoría fuera de contexto) con las que intentaba ayudarlo a salir adelante en los problemas de la época moderna que se le presentaban al joven, en cada episodio.
En tanto la abuela, más extravagante y fuera de serie, era activista, espía y mostraba un nivel de energía espectacular para su edad que sin duda inspiraba la conciencia activa del nieto.
Abe Simpson
El patriarca de Los Simpsons quizás no hizo el mejor trabajo con su único hijo, Homero. En la serie Los Simpsons es un chiste recurrente cómo la mala crianza del abuelo terminaron por influir en los defectos de Homero.
Sin embargo, su trabajo como abuelo resulta un poco mejor a lo largo de esta serie, cuyo mayor impacto fue precisamente en los noventas, a pesar de que aún sigue activa o de que haya sido estrenada en 1989.
Si bien el abuelo Simpson presenta los rasgos más tóxicos que puede tener el patriarca de una familia. También es el único miembro de la familia que empatiza con la bebé Maggie (al estar ambos en los extremos etarios de la familia suelen ser ignorados en conjunto); o una figura de respaldo para el rebelde Bart, cuya relación con sus padres, maestros y adultos en general es conflictiva, y de vez en vez suele encontrar en el abuelo Abe al único adulto que lo respalda.