El proyecto de captación de lluvias “Lata de agua” ha cambiado su vida en un complejo de favelas ubicado en Caracas.
El nombre hace referencia al término popularmente usado en Venezuela para referirse a fuertes aguaceros, y proviene del sonido que hace la lluvia en los techos de zinc de las viviendas más pobres.
En la Unidad Educativa Nuestra Señora del Encuentro, otra de las escuelas beneficiadas en Petare, el agua recolectada se usa para el riego de un huerto propio, que abastece un comedor para sus 850 estudiantes.
El mecanismo de infiltración artesanal también permite devolver lo que no se usa a acuíferos subterráneos.
Fuera de las escuelas beneficiadas, algunos vecinos de Petare, víctimas de la falta crónica de agua también comienzan a improvisar sus propios mecanismos de recolección.