Tras cinco largos años de restauración, este reloj, probablemente el más famoso del mundo, volvió a marcar el ritmo de los días en la capital británica.
La restauración costó unos 93 millones de dólares.
“Aunque todo el mundo lleva un reloj de pulsera o mira la computadora, les encanta escuchar el Big Ben. Así que empezamos a hacerlo sonar de nuevo esta semana y todo lo que recibimos fueron elogios, las personas dicen ‘oh qué bueno volver a escuchar el Big Ben”, señaló Ian Westworth, relojero del parlamento británico.
Con su inmensa campana de 13,7 toneladas, el gran reloj que domina el Parlamento británico retomó su actividad habitual tras una minuciosa limpieza de las más de 1.000 piezas que componen su mecanismo.
Su carillón de cuatro campanas volvió a sonar cada cuarto de hora mientras que la campana principal lo hará cada hora, como durante los 158 años anteriores a la renovación.
La fecha coincidió con el domingo siguiente al 11 de noviembre, día en que el Reino Unido conmemora el armisticio de la Primera Guerra Mundial.
En los últimos cinco años, el Big Ben ha sonado en contadas ocasiones utilizando un mecanismo