Aunque ambos nombres serán utilizados durante un año, antes de que el término monkeypox sea remplazado por completo.
El organismo, con sede en Ginebra, tiene la autoridad para bautizar las nuevas enfermedades y, muy excepcionalmente, cambiar el nombre de las ya existentes.
En caso de que resulte problemático en alguna lengua, la oms lanzaría consultas con las autoridades competentes.