Botero fue también un importante mecenas, con donaciones estimadas en más de 200 millones de dólares. El artista regaló a los museos de Medellín y Bogotá muchas de sus obras, que en 2012 fueron declaradas bienes de interés cultural por el presidente Juan Manuel Santos.
Afincado gran parte de su vida en Pietrasanta, en la Toscana italiana, en los últimos años vivía entre Mónaco y Nueva York, y volvía cada enero a su hacienda en las afueras de Medellín.
En los últimos años, en una carrera febril, trabajaba 10 horas diarias, aterrado, según decía, por la sola idea de dejar los pinceles. Su legado incluye más de 3.000 pinturas y 300 esculturas.