Utilicemos los términos correctos; forma es fondo
Sigamos conociendo más sobre la discapacidad, vista desde el modelo social. Como ya hemos comentado, la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad pone al centro a la persona.
Por tanto, dejaron de utilizarse los términos peyorativos y discriminatorios al referirse a una persona que vive con discapacidad. Durante muchos años las palabras como minusválido, discapacitado, inválido, retrasado mental, invidente, sordito, cieguito, enfermito, angelito; fueron utilizadas denostando a las personas con discapacidad. Todas estas palabras deben dejarse de usar porque son discriminatorias.
Tampoco debe usarse el término capacidades diferentes o especiales, porque no define a las personas con discapacidad, ni habla con respeto de su condición de vida. Me explico: todos tenemos capacidades distintas para hacer una u otra cosa. Capacidades diferentes habla de las habilidades adquiridas para hacer algo, unos mejor que otros; no obstante, no habla de la discapacidad.
La discapacidad no es una enfermedad y por lo tanto no se cura. Vivirás con discapacidad desde tu nacimiento o cuando la adquieres por algún accidente o enfermedad y hasta el último día de tu vida; por eso, es una condición con la que viviremos y hay que mencionarla sin miedo.
La discapacidad no nos define, es solo una característica. Por eso, tampoco es válido decir discapacitado, hay que decir: “Tengo una discapacidad, no estoy discapacitado”.
Los términos correctos y aceptados desde la convención son los que con dignidad y respeto mencionan ante todo que es una PERSONA con discapacidad y también puede usarse PERSONA con discapacidad y especificar si es motriz, visual, auditiva, intelectual, psicosocial o también puede ser persona con discapacidad múltiple cuando se combina más de una discapacidad.
De esta forma reconocemos que son un grupo de la población que vive una situación de discapacidad. Hago énfasis en la palabra VIVE con discapacidad y no padece o sufre, porque esto habla de sufrimiento y sufrir es opcional. Siempre podemos elegir cómo vivir la condición de vida que nos toca vivir.
Hace poco se llevaron a cabo las Para-olimpiadas y tuvimos centenares de ejemplos de que vivir con una situación de discapacidad, no tiene porqué limitarte y hacer que te rindas.
Cuando aceptas tu condición, valoras tu vida más allá de la limitación que te toca vivir. Es cuando realmente te sobrepones a las barreras e inicias un camino donde te reconoces ni más, ni menos, sino igual que tú. Sí, tendrás que hacer las cosas de manera distinta (caminar con muletas, silla de ruedas, bastón blanco, hablar con tus manos, etc.).
En cualquier caso y ante todo, somos personas y merecemos un trato digno, respetuoso y en igualdad de oportunidades y condiciones como cualquier otro ciudadano. Está en nuestras manos hacer valer nuestros derechos porque como ya hemos dicho, los derechos humanos son inalienables, indivisibles e indisociables.
