Dicen que nadie experimenta en cabeza ajena y estoy convencida de ello. En este mundo “hiperinformado” podríamos pensar que estamos preparados para identificar una extorsión o un fraude telefónico. La realidad es otra.
Hace unos días se viralizó la experiencia de la conductora Sofía Niño de Rivera en la que lamentablemente perdió su fondo de inversión. Todo comenzó con una llamada para verificar una compra en línea; el operador que se identificó como empleado de la institución bancaria de su tarjeta y siguió un protocolo en el que no le pidió ningún dato y bajo el concepto de “investigación”, le solicitó no entrar a su aplicación y seguir indicaciones en un cajero electrónico. Sin intuirlo, ella desactivó el reconocimiento facial de su aplicación y ya no hubo vuelta atrás.
La conductora relata que siempre vio intacto su saldo disponible, por lo que no tuvo sospechas sobre la famosa “compra no identificada”; lo que nunca hizo fue verificar sus movimientos. Luego de varios días de comunicación continua, los operadores informaron que la “investigación” había concluido y finalmente la conductora ingresó a su aplicación. Fue entonces cuando se percató del fraude y fue ella quien se puso en contacto con su institución bancaria para iniciar una investigación auténtica.
No hubo gritos, no hubo amenazas, no se pidió información, nada. Aún así el fraude dejó vulnerable a la conductora y, como a ella, a miles de víctimas de fraude telefónico.
De acuerdo con la CONDUSEF, tan sólo el año pasado se realizaron cuatro mil 626 millones de pagos con tarjetas; de ellos, el 23% se efectuaron en comercios electrónicos. El aumento en el formato de compra ha normalizado el uso de plataformas y el ingreso de datos bancarios en comercios electrónicos, por lo que no resulta extraño que uno de los discursos más comunes –auténticos o no– sea verificar una compra en línea. El año pasado se identificaron más de ocho millones de quejas por fraudes financieros, de los cuales 5.7 millones fueron fraudes cibernéticos.
Los formatos evolucionan. Ahora los estafadores no amenazan a los cuentahabientes, los invitan amablemente con un telón de fondo de Call Center a realizar procedimientos en donde los hackers tienen acceso libre a las cuentas. Ante cualquier movimiento irregular o llamada sospechosa, lo recomendable es ponerse en contacto con las instituciones financieras en lugar de seguir instrucciones de una llamada no identificada por auténtica que parezca. Todos somos susceptibles. No seamos parte de la estadística.