En la era de los likes, marcada por la fragmentación, la polarización y la sobrecarga de información, los partidos políticos enfrentan un desafío crucial: mantenerse relevantes en una sociedad que valora más la popularidad inmediata que las ideas profundas.
Los partidos deben recordar su verdadera función, no solo agradar al público o responder a lo que las redes sociales exigen, sino ofrecer soluciones reales a los problemas complejos de la sociedad. Ser los verdaderos arquitectos del cambio.
Un partido debe ser útil socialmente y no solo ser reactivos a la demanda de popularidad, sino disruptivos frente a las tendencias superficiales que dominan nuestra cultura. Deben dejar de ser observadores pasivos del flujo digital y enfocarse en crear nuevas narrativas y paradigmas; ser puentes entre la velocidad del mundo digital y la profundidad de los problemas estructurales
A los partidos políticos les corresponden evitar caer en la tentación de sumarse a la viralización y el espectáculo sin sentido, y dedicarse a usar las plataformas digitales para recuperar su función como intermediarios entre las aspiraciones, necesidades y demandas de los ciudadanos y quienes ostentan el poder.
“Los problemas sociales no se resuelven con likes, sino con políticas bien diseñadas y sostenidas en el tiempo”.
Es su obligación fungir como traductores de la vida diaria y el mundo de los retweets. Además, es sumamente importante su labor como formadores de las personas que tomarán decisiones que afectan a todos, por lo que deben formar individuos críticos, éticos y con visión de que el mundo digital es una herramienta facilitadora de la interacción social.
La exigencia de parte de los ciudadanos es que los partidos asuman una doble tarea: adaptarse a la era digital sin renunciar a las ideas que mejoran la calidad de vida, y reconstruir la confianza en un momento de profunda desconfianza hacia las instituciones.
Ya sea como agentes de cohesión que promuevan un debate público o como protagonistas del debate público, los partidos políticos están ante su mayor reto, porque tienen que demostrar su valía en la sociedad moderna.