Mañana, los ojos de México estarán puestos en la toma de protesta de la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, quien se convertirá en la primera presidenta del país. Este evento marca un hito histórico que tiene sus raíces en aquel 3 de julio de hace 63 años, cuando las mujeres mexicanas votamos por primera vez en una elección federal, luego de muchos años de lucha.
El ascenso de Claudia Sheinbaum a la Presidencia de la República marca también el cierre de un sexenio que hereda muy pobres resultados en materia económica, con el peor crecimiento del Producto Interno Bruto en 36 años; en educación, con un retroceso de 20 años en aprendizajes; y en seguridad, con 200,000 personas asesinadas en 6 años, lo que equivale a 4 homicidios cada hora.
Los retos a los que se enfrentará la futura mandataria no son en lo absoluto cosa menor. Llegará a Palacio Nacional con la responsabilidad de tomar las riendas de un país en llamas; con sus particularidades como por ejemplo, el infierno que se vive desde hace semanas en Sinaloa; la tremenda crisis de desaparición de personas en Jalisco o el muy apabullado puerto de Acapulco, Guerrero.
En otra latitud, todavía sin tomar posesión del cargo, ya afronta su primer apuro de corte internacional en el caso de la Corona y el Gobierno de Español.
La Doctora Sheinbaum tendrá que tejer fino si es que le interesa continuar la relación bilateral entre ambas naciones, para no continuar la senda de su antecesor, quien rompió relaciones con países latinoamericanos a lo largo del sexenio, abandonando la tradición diplomática de nuestro país.
Los asuntos medioambientales, como la falta de agua en gran parte del territorio y la pérdida de ecosistemas en el Sureste mexicano, serán otro reto importante de su administración. Es sabido que la Doctora Sheinbaum es una científica ambiental con gran preparación en temas de energía, por lo que hay una enorme expectativa sobre las decisiones que tomará frente a PEMEX, la empresa que desde hace años dejó de ser productiva y que ocasiona grandes daños al ecosistema.
Los desafíos que afrontará quien mañana asume la Presidencia son múltiples, transversales y sistémicos. Duele reconocerlo, pero nuestro país está rebasado en muchos de estos asuntos, y aunque las señales indiquen que Claudia Sheinbaum dará continuidad a la forma de gobierno de la 4T, para nuestra naturaleza social la llegada de un nuevo gobierno replantea los ánimos de cambio en una nación mermada por su contexto.
Cierro reiterando algo que ya hemos dicho y que forma parte del sentir de una buena parte de la ciudadanía: seremos una oposición congruente y contundente; vigilaremos con celo las acciones del nuevo gobierno, pero cuando la causa se llame México ahí estaremos listas y listos para sumar, porque hoy más que nunca este país nos necesita.