A menos de un mes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, el promedio de las encuestas nacionales realizado por ABC News/538, muestran prácticamente un empate técnico entre la candidata demócrata, Kamala Harris y el candidato republicano, Donald Trump.
La diferencia entre los dos aspirantes a la Casa Blanca es de apenas 3 puntos porcentuales, 49 por ciento para Harris y 46 por ciento para Trump.
Veamos parte de la radiografía electoral que reflejan las encuestas. Los demócratas tienen asegurados 21 estados que suman 230 votos del Colegio Electoral, los republicanos cuentan con 23 entidades que alcanzan los 215 votos. En este contexto de competencia, la elección la decidirán siete estados llamados bisagra, esos que votan indistintamente por un partido o por el otro dependiendo de las circunstancias que estén viviendo en tiempos electorales, los cuales suman 93 votos del Colegio Electoral; cuatro estados se ubican en el llamado cinturón del sol: Arizona, Nevada, Carolina del Norte y Georgia; los otros tres forman parte del conocido como “cinturón del óxido”: Wisconsin, Michigan y Pensilvania.
Las preferencias electorales en estas territorialidades no son homogéneas. Donald Trump va arriba en Arizona, por dos puntos; en Carolina del Norte y Georgia por un punto; por su parte, Kamala Harris en Nevada y Pensilvania va arriba por un punto; y en Michigan y Wisconsin aventaja por dos puntos.
Esta realidad reportada por las encuestas nos indica la posibilidad de que el empate técnico se convierta en empate real. Si esto sucede, sería la primera vez que ninguno de los candidatos presidenciales obtuviera los 271 votos necesarios en el Colegio Electoral para ganar.
En caso de empate la ley indica que se acuda a la Enmienda 12, propuesta al Congreso en 1803 y ratificada en 1804, la cual establece que el desempate lo deben decidir los miembros de la Cámara de Representantes, que también serán electos el 5 de noviembre junto con una parte del Senado. El procedimiento para el desempate establece una reunión especial luego del 6 de enero donde las delegaciones estatales que cuentan con un voto emiten su sufragio por el candidato de su preferencia. Quien obtenga 26 votos se convierte en presidente de Estados Unidos. En este momento los republicanos controlan 26 delegaciones estatales en la Cámara de Representantes, los demócratas 22 y hay dos empatadas. Como la nueva Cámara de Representantes será renovada, es necesario esperar el resultado de las elecciones para saber cómo quedan asignadas las próximas curules.
Por su parte, los cien senadores decidirían la elección del vicepresidente, ganándola quien obtenga 51 votos. Al ser votaciones separadas podría darse el caso de que el presidente y el vicepresidente sean de partidos diferentes. Actualmente los demócratas tienen la mayoría en la Cámara Alta, pero debemos esperar al reacomodo que vendrá luego del 5 de noviembre.
Dos estados que puede definir el empate antes de llegar al Congreso Federal son Nebraska y Maine, que son las únicas entidades que reparte sus votos electorales por distritos, lo cual permite que los dos partidos obtengan parte de los sufragios. En el caso de Nebraska, de los cinco votos electorales que se juegan, cuatro parecen estar con los republicanos y uno, el de Omaha, con los demócratas. En un escenario probable donde los estados bisagra se repartieran entre Harris y Trump, Nebraska y Maine se podrían convertir en el fiel de la balanza.
Con base en lo cerrado de la carrera presidencial, no descartemos que la principal estrategia electoral de ambos partidos pudiera centrarse en garantizar la movilización de sus bases sociales y votos seguros antes de gastar recursos humanos y económicos en tratar de ampliar la base electoral.