Clima
25ºC
24 noviembre 2024
Ismael Ramírez
Ismael Ramírez
Especialista en medicina familiar. Maestro en farmacología. Es presidente del Colegio Jalisciense de Medicina Familiar A.C.

Fármacos más hipnosis e intersubjetividad

12 octubre 2024
|
05:00
Actualizada
15:18

En la anterior entrega prometí compartir experiencias con pacientes reales que ocurrieron durante mi temprana formación en el internado de pregrado (el quinto año de la carrera de Medicina). Aunque los sucesos se remontan a 1978, conservo con claridad lo sucedido porque solía contar estas anécdotas a mis estudiantes de Farmacología y Medicina Familiar en la Universidad de Guadalajara y el TEC de Monterrey. Serán dos historias hoy.

¿Si le controlo la crisis asmática nos vamos a cenar?

Los internos de pregrado éramos como pajarillos asustados que buscan la parvada para intercambiar todo tipo de experiencias en búsqueda de sobrevivir a los 12 meses con sus 90 horas semanales de estancia intrahospitalaria, incluyendo los turnos nocturnos al menos cada 4 días. Los momentos de las comidas son cruciales en ese sentido. Va el relato.

Un día común llegamos “Rufino” y yo al servicio de urgencias de adultos para encaminar al colega ahí asignado, “Pepe”, para juntos ir al comedor. Pepe no podía acompañarnos porque estaba al cuidado de un hombre de unos 65 años quien tenía 12 horas hospitalizado por una crisis severísima de asma. Ya le habían aplicado todo los recursos de la época; era octubre de 1977 en el Hospital 45 del IMSS. Ese momento era el de mayor nivel de especialidad en Jalisco justo antes de la apertura del Centro Médico Nacional de Occidente.

Volviendo al caso, Rufino dice, “Ah, ok, entonces ¿si hago que remita la crisis nos podemos ir a cenar?”. Sí claro, pensamos y dijimos Pepe y yo. Rufino se sentó frente al paciente, le pidió que lo viera a los ojos, le tocó ambas manos con las suyas y con voz pausada y suave le dijo más o menos así “respire lentamente, lentamente, poco a poco”. Al principio el paciente no podía hacerlo, pero en unos minutos empezó a respirar sin el estertor silbante, el tiraje supraclavicular se redujo muchísimo (la piel por encima de sus clavículas ya no se hundía con cada inspiración). Los médicos de base, todos clínicos muy experimentados, se quedaron impresionados; un interno de pregrado estaba resolviendo un caso notoriamente grave con solo conversar de una manera especial con el paciente. Llegamos al comedor muy a tiempo…

– ¿Oye, cómo hiciste eso que vimos hace ratito?

Es hipnosis. Voy a clases de eso, dijo Rufino y siguió comiendo.

Conectar intersubjetivamente con una persona en estado alucinatorio

Rufino me inspiró, sin duda, pero seguí sin saber algo acerca de la “hipnosis”. Vaya misterio. Pero el recuerdo quedó imborrable. Vuelvo mi relato. El escenario ahora es el hospital del IMSS en Ciudad Guzmán; sigo en el internado y es 1978. Llegué a urgencias a invitar a “Memo” para ir a cenar. Pero había una urgencia mayor ostensible; se oían dolorosos alaridos de tristeza, de una agonía inmensa. Una mujer estaba alucinando que la acosaban los demonios del infierno… la arrastraban a la llamas eternas y ella imploraba en llanto. Una hora antes había sufrido una tragedia inmensa: Dos de sus pequeños hijos de menos de 3 años habían muerto ahogados en la tina donde los bañaba (esas de lámina de aquellos años). Un descuido atroz. Sólo disociando su realidad interna de la tragedia objetiva podría evitar el suicidio. ¿Por qué no le inyectan haloperidol o cloropromazina, o ambos? Pregunté. “Porque es imposible acercarse; nos considera demonios. Ya golpeó a dos enfermeros”.

Y como Rufino había hecho, me vino a la mente de inmediato lo que necesitaba hacerse ¿Si me acerco a ella y se calma, la pueden inyectar? “¡Claro! Están listas las jeringas”. Bien, voy a abrir la cortina de su cubículo. Cuando vean que está tranquila, la inyectan. Abrí súbitamente la cortina y a todo pulmón grité: “¡Aléjate Satanás de mi hija preferida! ¡Lárgate de aquí con todos tus demonios!”. La paciente me abrazó fuertemente y yo la abracé a ella sin dejar de gritar órdenes a los demonios. Le aplicaron los antipsicóticos intramusculares sin problemas. Minutos después cesó su agitación y empezó a dormir. Así logramos su traslado al hospital donde se internaría en Guadalajara.

¿Qué intento mostrar con estas historias reales de mi quinto año de la carrera?

Estos relatos tienen la intención de mostrar que no hay separación entre lo mental y lo físico –que vimos en la entrega pasada–. Así, el paciente con asma severa, cursa con espasmo (contractura) sostenida de los músculos de los bronquios y secreción excesiva de moco de las cubiertas del endotelio. Estos procesos físicos pueden causar la muerte del paciente por tapones de moco duro imposible de remover. La hipnosis logró frenar el sistema colinérgico del paciente (hoy eso se puede hacer con bromuro de ipratropio y otros medicamentos). Rufino y su conocimiento de la hipnosis le salvaron la vida a esa persona en ese momento.

El caso busca demostrar que mente y cuerpo son una sola unidad del ser humano y que la biomedicina (es la crítica de esta columna) no se atreve a salirse de su lado puramente objetivo. El resultado es que no alcanza su poder curativo potencial, el cual se alcanzaría cuando unen ciencia objetiva y ciencia subjetiva. Yo denomino a esta última, ecuanimidad compasiva que tendrá su momento en esta columna.

El caso de la paciente en psicosis aguda intenta mostrar que hay maneras de conectarse con la subjetividad de un ser que sufre y que esto es más fácil cuando se pertenece a la cultura (creencias, religión, costumbres y otras, de las personas que uno trata). En este punto, es necesaria una acotación: En 1975 en la librería del Fondo de Cultura Económica que estaba frente a la Parroquia de Aranzazú, encontré un libro de Michael Balint (1). Le entendía poquísimo; relataba casos que mejoraban más con sus médicos generales que con los médicos del hospital, incluyendo los psiquiatras. Algo me decía que la medicina general era más que lo que la escuela de medicina y el hospital me estaban enseñando…

Referencias:

(1). Balint, M., & Balint, E. (1966). Técnicas psicoterapéuticas en medicina. México: Siglo XXI.

*Las opiniones y contenidos en este texto son responsabilidad total del autor y no de este medio de comunicación.
Logo Quiero Tv
Canal de televisión que trasmite contenidos de noticias, deportes y entretenimiento por sistemas de paga desde 1994 y ahora por señal abierta en el canal 10.1 para el Área Metropolitana de Guadalajara.
Redireccion a facebook Quiero Tv
Redireccion a X Quiero Tv
Redireccion a instagram Quiero Tv
Redireccion a youtube Quiero Tv