Tres técnicos han pasado en este ciclo mundialista, que dicho sea de paso, se pensaba que sería el más tranquilo de los últimos años porque no hay eliminatorias, ni presión, y supuestamente iba a existir un proyecto de largo plazo pensando para el Mundial del 2030.
La realidad es que la Selección Mexicana de futbol, el futbol mexicano, los futbolistas y hasta los directivos, atraviesan por una grave crisis. Lo único que ha venido funcionando desde hace varios años es la maquinaria que dejaron funcionando antes de Mundial de Sudáfrica, pues los billetes siguieron cayendo; hubo un susto que casi los hace perder millones y prometieron cambios, pero no hicieron nada.
Después del fracaso en Qatar, otra vez prometieron cambios y las cosas siguen igual o peor que hace dos años. Los jugadores son unos agrandados, acostumbrados a que los tengan en pedestales; se van a Europa y regresan como fracasados (futbolísticamente hablando) pero con un sueldazo que los hace tirarse a la cómoda.
Hoy la crisis que atraviesa el Tricolor tiene mucha culpa en los directivos, en los dueños del balón, que siguen priorizando lo económico sobre lo deportivo. Se siguen buscando partidos sin trascendencia, sin importancia y sólo para obtener recursos y lo peor del caso, es que ni a esos rivales se les puede superar.
Así fue el caso del Valencia, que vino con el cuadro alterno y le sacó el empate a la Selección en casa y con menos de 24 horas de aclimatación.
¿Podrán Javier Aguirre y Rafa Márquez cambiar a la Selección?
El tiempo se agota y las respuestas siguen en el aire. El “Káiser” apunta a ser el técnico para el siguiente ciclo mundialista. Ojalá termine éste, junto al “Vasco”.