Hablemos del TRI, o lo que queda de él… Pasaron muchos años para que la Selección Mexicana volviera a jugar en Guadalajara, pero hoy llegó un equipo vacío, hueco, sin personalidad, sin grandeza, sin ilusión y lo que es peor, sin esperanza.
Lejos quedaron aquellos tiempos en donde el representativo mexicano ilusionaba y aunque al final siempre nos quedamos a un pasito, a un tantito, a un no fue penal y se nos escapaba la oportunidad del quinto partido en un mundial, el TRI nos entusiasmaba con que sí se podía; con tener grandes desempeños en Copa América; espectaculares logros en Copa Confederaciones, en fin, la ilusión de la personalidad de jugadores llenos de carácter, personalidad y calidad.
¿Hoy, hoy qué hay? Jugadores agrandados, vedets que no han ganado nada, fracasados en su intento por jugar en Europa y regresan como conquistadores y figuras en el balompié mexicano. Un técnico acostumbrado a pelear por salvarse de los últimos puestos, fracasado en su intento por hacer campeón al Monterrey y que vive por tercera ocasión el mando del seleccionado mexicano, sin que haya logrado nada en sus dos procesos pasados; un auxiliar que no tiene experiencia como técnico, que viene a aprender, que está ahí por su pasado como gran jugador, pero que apenas iniciaba su proceso como entrenador, con una LigaMX que está perdida, que no permite el crecimiento del jugador mexicano debido a su mediocre sistema de competencia, con unos directivos extraviados, con un apetito voraz por el dinero, pero patéticamente ignorantes en lo deportivo, y con una afición ausente, fastidiada, molesta, olvidada, pero sedienta de resultados y buen futbol.