Como ocurre arriba, ocurre abajo. Esa práctica de la que se quejan siendo minoría en la Cámara Alta, es la que aplican siendo mayoría en el Congreso local: la aplanadora. Esto deja poco margen para hacer política, entendida ésta como la construcción de consensos. ¿Para qué hacerlo? Los más no necesitan convencer a los menos.
Lo digo porque llevamos semanas escuchando discursos (bien construidos y lógicos, eso sí) del coordinador de Movimiento Ciudadano en el Senado en donde la argumentación va en torno a la falta de escucha de Morena hacia las críticas a la reforma al Poder Judicial. Clemente Castañeda habla de prisas e improvisaciones por parte de la mayoría oficialista.
¿Qué cree que ocurre en el Congreso de Jalisco? ¿Largas, plurales y sesudas discusiones para hacer reformas en consenso? No.
Dos días bastaron (lunes y martes) para que los diputados avalaran la modificación a la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo y dar entrada a la creación de la Secretaría de Inteligencia y Búsqueda de Personas que impulsa el gobernador electo de Jalisco, Pablo Lemus.
Lo hicieron a quince días de terminar la actual Legislatura en la que MC cuenta con 17 de los 38 diputados posibles y en la que el resto de las bancadas no alcanza cifra similar. Con todo y críticas, hubo 31 votos a favor.
Fuera de la sala de plenos y sin voz posible entre quienes deciden, organismos civiles conformados por familiares de desaparecidos se quejaron por no ser incluidos en la discusión; de la premura en la que legislaron en torno a un tema tan sensible y de la dirección que apunta a un lado distinto al que venía planteándose desde hace años: La creación de fiscalías especializadas autónomas.
Hecha ya la reforma, sólo se espera que las dudas de operatividad, presupuesto, jerarquía y atribuciones se vayan resolviendo conforme a la marcha y, mientras ello ocurre, también atender y resolver los casos de desaparición que todos los días se acumulan.