Hace unas dos semanas escribí sobre la continuidad, es decir, que en la administración de Claudia Sheinbaum se mantengan una serie de acciones y políticas públicas emprendidas en la administración pasada, dados los buenos resultados, particularmente en materia económica. Y sí, lo reitero: la inversión extranjera directa en niveles históricos; el índice tan bajo de desempleo (México ocupa el segundo lugar en el mundo en este indicador), el incremento en la recaudación fiscal, en los ingresos de los trabajadores; la prohibición de condonaciones y de sistemas como el outsourcing; las utilidades de empresarios y banqueros y, entre muchos otros, el más importante, lograr que casi 10 millones de mexicanos salieran de las filas de la pobreza, me parecen hechos para mantener, reforzar y aumentar.
Aparte de esto, en los primeros 20 días de este nuevo sexenio, se ha generado información sobre actividades y asuntos muy concretos que dan pautas para pensar que hay materias que, incluso, podrían mejorar y mucho.
¿A qué me refiero? Específicamente a una mejor relación, más armónica, más productiva, más afín, entre la titular del Ejecutivo federal y las cúpulas y organizaciones empresariales. Seguramente se recordará la rispidez, las tensiones y desencuentros en el inicio del sexenio 2018-2024 entre el presidente y los empresarios. Hacia el final las relaciones mejoraron notablemente, si bien no de manera generalizada sí de forma importante. Recuerdo, por ejemplo, la Convención Nacional Bancaria que tiene como sede, invariablemente, al puerto de Acapulco.
La edición fue la LXXXVII y participó con una conferencia Andrés Manuel López Obrador; también desfilaron los aspirantes a la Presidencia de la República, los tres contendientes, dos candidatas y un candidato. Si alguien tiene la curiosidad, puede encontrar en YouTube el ánimo del auditorio y de los organizadores con cada uno de los protagonistas que he citado. Fue clara y evidente la buena relación. En su momento me llamó la atención la recepción positiva a las propuestas y planteamientos de la hoy presidenta de México (dejo aquí la liga); aparte, valdría la pena revisar y tener en mente lo dicho entonces y lo que se vaya haciendo en esta administración.
El punto es que la semana pasada hubo un encuentro entre ejecutivos empresariales del más alto nivel (CEO, les dicen) de México y Estados Unidos, encabezado por la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo con la participación del secretario de Economía, Marcelo Ebrard Casaubon, y del presidente del Consejo Coordinador Empresarial de México (una de las cúpulas de la iniciativa privada más fuertes e influyentes), Francisco Cervantes Díaz. El nombre del encuentro es U.S.-México CEO Dialogue o Cumbre de Alto Nivel entre líderes y empresarios de ambos países; fue el 15 de octubre pasado y participaron 240 personas con esa clasificación.
Fue una jornada de trabajo en Palacio Nacional al término de la cual se dieron a conocer los resultados: se anunciaron inversiones para México en el año 2025, superiores a 20 mil millones de dólares (confirmados) y poco más de 10 mil millones de dólares por confirmar próximamente.
Se destacaron particularmente cuatro: Mexico Pacific invertirá 15 mil millones de dólares; el Grupo Royal Caribe, mil 500 millones de dólares; Amazon, seis mil millones de dólares y Woodside Energy 10 mil 400 millones de dólares para el desarrollo de un depósito de combustibles de origen fósil que se realizará junto con Petróleos Mexicanos.
Durante la conferencia de prensa posterior, el secretario de Economía dijo: “El que se anuncien semejantes montos en una CEO Dialogue, en una primera reunión con la presidenta, dice mucho de cuál es la posición, la percepción, la voluntad de los inversionistas, particularmente en Estados Unidos, respecto a lo que significa este nuevo gobierno y las posibilidades de México; es una muy buena noticia”.
El mensaje es claro y no se puede perder de vista que la reunión y los anuncios se dieron en un entorno en el que se presumía que había temor y/o incertidumbre con respecto a la Constitución de México y los recientes cambios relativos al Poder Judicial, particularmente en Estados Unidos; y que la paridad peso-dólar, de pronto tan frágil, también se había visto afectada en detrimento del peso mexicano, en los últimos días, por factores más bien externos, pero de todos modos.
Y es muy significativa la participación del CCE, un organismo que aglutina a la Confederación de Cámaras Industriales, la Concamin; a la Confederación Patronal de la República Mexicana, la Coparmex; a la Asociación Mexicana de Bancos (los organizadores de la convención nacional bancaria cada año); el Consejo Mexicano de Negocios; la Concanaco o Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo; el Consejo Nacional Agropecuario; la ANTAD (Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales), la CAINTRA de Nuevo León, la Canaco de la Ciudad de México y, entre otras, el COMCE, enfocado en la promoción del comercio exterior, la inversión extranjera directa y el desarrollo tecnológico. ¿Qué más?
Las buenas noticias no son sólo para los empresarios y líderes de estos organismos, son, en realidad, buenas noticias para todos los mexicanos, para el país, porque se trata de inversiones que se tienen que reflejar en generación y reparto de riqueza, una mejor y mayor distribución o dispersión, empleos de calidad, más ingresos para las familias y dinamismo del mercado interno. Toca darle seguimiento como ciudadanos y beneficiarios de estas noticias, nada más. La certeza aquí es que se plantea, desde el inicio del sexenio, una mejor relación entre el Gobierno de México, del Poder Ejecutivo, con el sector productivo, una relación que, a lo largo de la historia, no ha sido tersa, ni fácil; al contrario. Ojalá estas noticias sean anuncios, avisos también de tiempos mejores.