Atxiri Hernández

&nbsp;
La implementación de la Inteligencia Artificial en nuestra actualidad ha sido considerada como una herramienta eficaz. Nos apoya, soluciona e incluso plantea una mejor idea de realizar nuestras labores.
El discurso que se ha puesto sobre la mesa es el miedo a ser suplantados, o que su uso rebase lo que un humano pueda aportar en cuestión laboral, eficientando el trabajo en muchas ocasiones y mal baratándolo gracias a la mano de obra gratis hecha por computadoras.
Sin embargo, industrias como el cine ha sido una de las que más ha luchado para que el día en el que la IA genere problemas para el séptimo arte esté lejos, pues una huelga masiva en la industria hollywoodense por parte de los actores y escritores obligó a que sus trabajos sean respetados.
La regulación de la IA (Inteligencia Artificial) se pide sea inmediata, aunque algunas otras personalidades como el actor y director Ben Affleck asegura no hay porqué temer, pues virtudes como la originalidad o creatividad es algo que de una manera poco probable pueda generar una IA.
Así es como podemos retar a estas nuevas herramientas tecnológicas, considerándolas como artesanas o bien, elementos que repiten lo ya conocido, asegurando que la IA jamás pueda reemplazar el talento, interpretación y pasión humana, o al menos hasta ahora…

Hola IA

¿Cuántas veces no conocemos casos en los que los hijos toman los mismos roles de los padres en empresas, estudian lo mismo para sentirse arropados, y sobre todo, seguir los pasos de los padres? Pues para ello en la industria del entretenimiento también existe una palabra. 
El término “nepo baby” (o “bebé del nepotismo”) se refiere a hijos o familiares de celebridades, actores, músicos y otros personajes influyentes dentro de la industria del entretenimiento que han tenido ventajas significativas para entrar en el medio gracias a los contactos o la fama de sus familiares, es decir, aquellos que prácticamente nacieron con los flashes y la atención del medio en ellos.
Dicho fenómeno no es nuevo, sin embargo, ha ganado mucha atención, especialmente con el auge de las redes sociales y el creciente debate sobre la igualdad de oportunidades en el acceso a la fama, contando con figuras como Kim Kardashian, Will Smith o incluso la misma Beyoncé, quienes han puesto ya a sus hijos bajo los reflectores.
El verdadero debate de todo esto es la importancia, el peso y la distinción que los hijos de personalidades puedan obtener por ser hijos de quienes son, sin atribuírseles algún tipo de esfuerzo o incluso mérito gracias a su talento.
Estos “nepo babies” suelen tener ventajas como conexiones con productores, agentes y directores, además de la visibilidad mediática. Oportunidades que no están tan fácilmente al alcance de quienes no tienen familiares en la industria, facilitan que consigan papeles en películas, series, contratos de modelaje o disqueras desde una edad temprana y con menos obstáculos.
Mientras existen quienes argumentan que estos artistas no deberían ser juzgados solo por sus conexiones familiares, se pide también sean evaluados por su talento trayéndolo un poco al contexto más local… aquel fenómeno de ver a todos los hijos de Eugenio Derbez en el ojo público.
El fenómeno de los “nepo babies” continúa cuestionando las estructuras de poder en la industria del entretenimiento planteando así, si el acceso a ciertas oportunidades realmente está equilibrado.

Hablemos de los “Nepo Babys”

Iniciamos el mes de noviembre y con ello desde días anteriores, los mexicanos bien, iniciamos nuestros preparativos para dar espacio a nuestras tradiciones, homenajeando a los nuestros, aquellos que se han ido, por medio de nuestra cultura.
La cultura del Día de Muertos en México es una celebración única que mezcla tradiciones indígenas y elementos cristianos, honrando la memoria de los seres queridos que han partido, y que mientras lo representamos de distintas formas, marcamos así tendencia alrededor del mundo.
El olor a cempasúchil, los colores del papel picado, el sabor del pan de muerto y la música que nos ayuda a celebrar a los nuestros, son apenas algunos de los muchos elementos que nos llevan a todas partes del mundo, homenajeando a la muerte, riéndonos de lo que muchos temen.
No hay cultura más bonita que aquella que rinde tributo a lo inevitable, a lo prescrito, que al fin como muchos dicen, para morir nacimos. 
Ha sido gracias a películas como “Coco” que nuestra cultura ha arrivado a otros lugares, compartiendo nuestra cosmovisión, inculcando la tradición de los altares y así percibiendo que los ojos del mundo están en nosotros.
00El sentido de pertenencia que nos brinda esta celebración es inigualable, desde el sabor de ser mexicanos, atestiguar los desfiles, las caritas pintadas de catrinas y catrines, el sonar de “la llorona” y sentir a flor de piel los colores de lo viva que está la muerte en nuestro país.

La viva muerte

Dentro del mundo del espectáculo y el entretenimiento, el ser una figura pública puede dejar algunos estragos que encaminan muchas veces a historias un tanto alejadas al sueño prometido.
Hablar de fama llega a ser el sueño para alcanzar de muchos quienes pretenden buscar caminos hacia el poder, admiración o probablemente sólo encaminarse a brindar su talento y pasión a los demás.
Son múltiples los ejemplos dentro del mundo artístico que han terminado en historias fatales. Celebridades reconocidas mundialmente como Whitney Houston, Elvis Presley, Amy Winehouse y ahora el cantante ex integrante de One Direction, Liam Payne, todos involucrados con un mal manejo de situaciones emocionales que terminaron de una manera fatal y con elementos de adicciones de por medio.
Para muchos, la fama llega a ser sinónimo de soledad, inestabilidad emocional y otros tantos problemas psicológicos.
El fallecimiento de uno de los rostros más queridos de la última generación, implica un fuerte mensaje para aquellos jóvenes, adolescentes, e incluso nuevos referentes del mundo artístico.
El fallecimiento de Liam Payne pudiera conducir a la reconsideración de la fama y a la importancia del acompañamiento y enfoque a la salud mental, que puede alejarnos de la verdadera felicidad.

El precio de la fama

Desde siempre se ha utilizado dentro del arte, la réplica, el tomar inspiración de alguna obra original para poderla adaptar a nuestra manera; darle nuestra propia interpretación, y aún así reinventar lo ya conocido.
Bien se puede considerar que nada es nuevo en la actualidad, ni mucho menos original, puesto que todo puede ser un cúmulo de inspiración diversa.
En la música una nueva tendencia: ha ocasionado polémica el que se tomen piezas que se pueden considerar clásicas para readaptarlas a un nuevo género.
Lo urbano, lo tumbado, y un sinfín de nuevos sonidos, han aparecido con la reinvención musical. Nuevos covers, nuevas voces y nuevos ritmos han traído aquellas canciones de muchos años atrás al presente y sobre esto nos pudiéramos cuestionar: ¿Es bueno o malo?
La realidad es que existen dos diferentes puntos de vista: Aquellos que piden que se mantengan las cosas tal cual llegaron a nuestros oídos, y otros que se encuentran abiertos para otro tipo de expresiones. 
Tal es el caso de una nueva versión de la icónica canción de “El Divo de Juárez”, Juan Gabriel, llamada “Amor eterno”, misma que ahora la escuchamos en la voz de un nuevo referente, Natanael Cano.
Lejos de lo controversial que puede llegar a ser tanto el personaje como algunas otras letras que él mismo interpreta, ahora nos brinda una opción más dentro del menú.
Se puede tomar como positivo que nuevas generaciones tomen inspiración e incluso rindan homenaje a grandes figuras, como lo es Juan Gabriel, a su propia manera, llevando así incluso clásicos a nuevas generaciones desde su propio lenguaje, considerando que todos podemos disfrutar de las diferentes expresiones, así como de lo “viejo nuevo”.

Lo viejo nuevo

Desde hace tiempo es que a la mesa ha entrado un fuerte debate: la falta de asombro del ser humano.
En pleno 2024 las personas, constantemente, nos encontramos siendo testigos de múltiples estímulos en todos los ámbitos: podemos entender el entretenimiento, el arte y una diversidad de cosas que, consideradas como ocio o entretenimiento, pueden considerarse como banales, esto sin llegar a la apreciación.
Se ha mencionado que con el paso de los años ha sido constantemente una lucha de superación, entre qué música es mejor que otra; qué canción llega a más escuchas; cuál presentación es la más vista en la televisión, o incluso, qué obra de arte saca más lágrimas. Esto nos deja un debate sobre si es que continuamos consumiendo por pasión, por ser verdadera, por calidad o sencillamente por buscar producir por cantidad.
Mucho se habla de los espectáculos, conciertos, producciones e incluso videos musicales, en donde hemos estado tan expuestos a tanta información que nada nos llena.
La discusión está sobre la mesa. ¿En dónde se menciona que hemos tenido tan altas las expectativas gracias a la cantidad de cosas a las que hemos estado expuestos que ya nada nos parece suficiente?
Ningún medio tiempo del Super Bowl nos parece del todo justo. Ningún vestido en ninguna pasarela nos es lo suficientemente hermoso, ni ninguna actriz nos parece lo suficientemente digna de dar vida a algún personaje. 
Bien se puede decir que la vida está en los detalles.
Quizá la solución está en asombrarnos por las cosas pequeñas y así poder continuar disfrutando sin expectativa alguna, generando críticas propias pero aún así, no estar al filo de la pérdida del asombro.

La pérdida de asombro

El Himno Nacional Mexicano es uno de los tres símbolos patrios que todo mexicano aprende religiosamente por el peso de formar parte de nuestra identidad, y que desde que tenemos memoria nos ha acompañado en cada evento de importancia.
¿Cómo olvidar el poder de la fuerza y entonación que desde niveles básicos de educación se nos exige, destacando incluso los recordados regaños de las mismas maestras en nuestros patios escolares para realizar los deberes cívicos? El Himno Nacional Mexicano como un poema lírico que enaltece la lucha por la Independencia y soberanía nacional, se nos inculca como un símbolo de poder y orgullo; la frente en alto, el codo arriba y la mano bien posicionada sobre el lado del corazón para entonar con fuerza el “Mexicanos al grito de guerra&#8230;”.
La composición de Francisco González Bocanegra nos ha acompañado no solo en la escena educativa, pues también forma parte de nuestros eventos cívicos y diversas conmemoraciones; destaca y acapara a las masas en eventos deportivos. El Himno Nacional une y se entona con fuerza en las memorables participaciones de la selección nacional en algún partido de futbol o cualquier otra disciplina deportiva, en donde más que ganar un primer lugar, buscamos ganar en cantar con fuerza entre las mismas estrofas que nos unen como mexicanos.
¿Quién es digno? Pudiéramos bien mencionar que entre los referentes que más representen nuestra mexicanidad están aquellos que dejan en lo alto nuestra poesía patria, pensando en referentes de la industria musical mexicana, por su interpretación, talento, o bien pudiera ser, por solo tratarse de una personalidad de “moda”.
Desde la interpretación a la condena, el cantar nuestro Himno Nacional ante millones de ojos enfocados en eventos importantes como lo es una pelea internacional con un referente como Saul “El Canelo” Álvarez, llena de expectativa, con el peso “estar a la altura” de un evento de dicha talla, sin duda a cualquiera puede ponerlo de nervios.
Cualquier mínima equivocación puede desatar enojo, desde la entonación errónea o cometer el fatal error de cambiar la letra, esos han sido los desaciertos más comunes para algunos intérpretes quienes han estado expuestos a estos tropiezos que derivaron en duras críticas y hasta sanciones por modificar la letra o tener errores.
Grandes referentes de la música mexicana como lo es Vicente Fernández, tuvieron tropiezos. El “Charro de Huentitán” uno de los personajes más importantes de la cultura mexicana, tuvo errores durante su interpretación en la apertura de los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011. Sí, hasta el mismo “Chente” hizo de las suyas en un evento donde la Perla Tapatía fue anfitriona a nivel latinoamericano. Otras personalidades que se suman a la lista de interpretaciones fallidas han sido Ángela Aguilar en mayo de 2022 durante una pelea de “El Canelo”; Ana Bárbara en los años 2019, 2018 y 2012; Julión Álvarez durante un juego de la NFL en México, y cómo olvidar el error de “Coque” Muñiz en 1988, quien durante un evento en la Plaza de Toros México, olvidó por completo la letra.
La última intérprete condenada por el público fue María León en mayo de 2023, durante un evento de la MLB (Ligas Mayores de Beisbol) en la City Series cambió con evidencia la sagrada letra.
Más allá de la crítica, el Código Penal nacional establece en los artículos 191 y 192 que a quien cambie o modifique la letra del Himno Nacional Mexicano, se le podría aplicar una multa de entre seis meses y hasta cuatro años en prisión o una sanción económica. El descontento de los patriotas ante los errores de terceros sólo nos da paso a la reflexión: ¿Nosotros sabemos a la perfección la letra del himno patrio? Meditemos si podemos reconocernos mexicanos por cantar las estrofas, tararear la entonación o por haber sido obligados a aprender el poema patrio, para de esta manera enjuiciar a quien ha estado expuesto y no ha logrado la encomienda a la “perfección”.
Es septiembre de 2024 y se registrará una pelea más de Saul “El Canelo” Álvarez en la ciudad del pecado, en Las Vegas, Nevada, y quien interpretará nuestro himno es la mismísima nieta de Don Vicente Fernández, Camila, quien como mujer referente del regional mexicano intentará destacar en este mismo evento deportivo, o bien, siendo de una dinastía reconocida por dejar una marca en la música y la cultura tricolor, la lleve así a cumplir con las expectativas de aquellos “mexicanos al grito de guerra”.
*Las opiniones y contenidos en este texto son responsabilidad total del autor y no de este medio de comunicación.

“Mexicanos al grito de guerra”

La dinastía Aguilar siempre se ha caracterizado por representar un legado en el mundo de la música. Las nuevas generaciones están tomando la estafeta del pasado, como lo es la más joven de la familia, Ángela Aguilar, quien con 21 años ha demostrado que puede reinventarse apoyada no solamente de los suyos.
Parece que el refrán “abuelo millonario, padre rico, hijo miserable”, no encaja aquí. La esposa de Christian Nodal se respalda en que además de tener un gran talento, es buena también para los negocios.
Con la nominación de la intérprete de “En realidad” a los Latin Grammy en una de las categorías más aclamadas: mejor álbum del año por su proyecto “Boleros”, nos queda claro que va por buen camino. Sin embargo, es la fortuna que ha construido ella misma la que expone la propia marca que ha desarrollado.
Ángela posee en el mercado una línea de perfumes, nombrada “Caricia” y “Mexicana Enamorada”, donde además de demostrar su ambición y gusto por las fragancias, parte de las ganancias se destinan a mujeres en situación vulnerable.
Por si fuera poco, la intérprete tiene su propia colección de muñecas, que ha sido un negocio desde hace ya varios años, jugando con su imagen, la industria y por supuesto el propio nombre de Ángela Aguilar.
Con 21 años y más de 5 millones de dólares en su cuenta, la marca de la más joven de la dinastía Aguilar deja entrever lo bien respaldada que ha estado por su propia familia.
Muchos pudieran considerar su éxito y trayectoria como la consecuencia de formar parte de la gran empresa que es su familia, sin demeritar la propia creatividad y ambición que la joven ha demostrado, pero al formar parte de nuevas generaciones tampoco ha estado exenta de utilizar sus redes sociales, compartir blogs, así como seguir facturando a su favor siendo considerada la Princesa del Regional Mexicano.

La empresa Aguilar