Innecesariamente caro nos saldrá el chiste de la elección de jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial de la Federación, que encima de todo, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha anunciado que se llevará a cabo el primero de junio de 2025, desacatando de manera controversial la orden judicial de retirar la publicación de la reforma hecha en el Diario Oficial de la Federación.
La reforma en sí misma ya es absurdamente cara para México, por las implicaciones de orden democrático, de libertades y derechos que ya hemos planteado anteriormente, sin embargo, ahora sabemos que nos costará cerca de 13 mil millones de pesos, exactamente 12 mil 839 millones de pesos, es lo que calcula el Instituto Nacional Electoral (INE) para la elección de 881 cargos del Poder Judicial de la Federación.
Para ponerlo en perspectiva, habría que observar la jornada electoral federal del 2 de junio pasado, en la que se eligieron 629 cargos para la renovación de la Cámara de Diputados, el Senado de la República y la Presidencia de México; pues bien, este ejercicio tuvo un costo total de 8 mil 802 millones de pesos, 46 por ciento menos que lo calculado para la elección del Poder Judicial.
De acuerdo con el INE, el alto costo de esta elección tiene que ver con el hecho de ser inédita, por lo que tendrán que destinar más recursos, no solamente para la documentación, materiales y equipo, sino también para la contratación de personal temporal, renta de oficinas y logística. Tan sólo en papelería, el Instituto tendrá que imprimir el doble de boletas que las necesarias para una elección federal.
A pesar de los recursos materiales, humanos y económicos que conlleva la ejecución de esta elección, hay algo más alarmante. La semana pasada la mayoría de Morena en el Senado aprobó la llamada “Supremacía Constitucional” que vuelve intocables las reformas avaladas por el oficialismo. Esta medida dice adiós al juicio de amparo, la acción de inconstitucionalidad y la controversia constitucional, elementos que han sido fundamentales para detener la puesta en marcha de verdaderas aberraciones.
Esta Supremacía Constitucional fue la artimaña con la que Morena buscó blindar la reforma constitucional, de la sentencia judicial que mencioné al inicio de la columna, y de paso garantizar vía libre a todas las modificaciones que realicen a la Constitución. No obstante, tal como lo expresó el Senador Ricardo Anaya, Morena está reformando toda la constitución en lugar de apelar una simple sentencia, llevándose entre las patas a todo un país.
Esto será innecesariamente caro para México.