El gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, presentó su sexto y último informe de gobierno. El 6 de diciembre próximo será la última vez que aparezca públicamente ejerciendo el cargo, antes de entregar la responsabilidad a quien será su sucesor, Pablo Lemus Navarro. Justo al concluir su gestión y después de una carrera política que según anunció, todavía podría darle la oportunidad de competir por la presidencia del país, Alfaro Ramírez rememoró la visión en la que lo acompañaron numerosos colabores y que condujo a Jalisco a marcar una ruta propia y diferenciada de una tendencia nacional que también es evidente. La pregunta obliga: ¿Enrique Alfaro es un estadista de Jalisco?
Lo que inmediatamente impulsa un cuestionamiento como éste, es tratar de responder qué es un estadista: “Persona con gran saber y experiencia en los asuntos del Estado”, apunta el diccionario. Enrique Alfaro reúne las dos características esenciales.
Pero siguiendo en plan retórico, ¿qué diferencia a Alfaro de los gobernadores que lo antecedieron? ¿Su administración marca diferencias positivas? ¿Qué gobernadores en un período de tiempo que aún se recuerda, están todavía presentes en la memoria colectiva o en los anales de la historia por su desempeño, sus obras, sus ideas?
Sin pretender un análisis sujeto al rigor histórico, partamos de un punto temporal. Estamos por llegar al primer cuarto del Siglo XXI. ¿Quiénes son los gobernadores célebres del pasado?
Jesús González Gallo, cuando mediaba el Siglo XX, se convirtió en referente estatal por los proyectos que acompañaron el desarrollo posrevolucionario. A su impulso se debe en gran medida, el rostro que hoy tiene Guadalajara y las primeras obras carreteras y de desarrollo económico en el Estado. Tuvimos también al gobernador literato, Agustín Yáñez, impulsor de la educación. Sería un pecado, viendo más al pasado, no mencionar a José Guadalupe Zuno en un período histórico agitado y revuelto que, en el contexto de la Guerra Cristera, dejó como herencia a la Universidad de Guadalajara.
Los sexenios de la “estabilidad priísta” se edificaron disciplinadamente, siempre bajo la guía que dictaba el poder central. Personajes como Juan Gil Preciado, Francisco Medina Ascencio, Alberto Orozco, Flavio Romero, Enrique Álvarez del Castillo, Guillermo Cosío, obedecieron a la lógica de su tiempo.
Vino después la alternancia: Alberto Cárdenas, Francisco Ramírez y Emilio González, los tres gobernadores panistas, con sus contribuciones. Y el retorno del priísmo en la persona de Aristóteles Sandoval.
De esa matriz histórica, política y social surgió Enrique Alfaro. Sus nexos están estrechamente ligados con la clase política jalisciense, pero sí hay rasgos específicos e identificables en su gestión: innovación, reto, independencia, trabajo, obras, cambios.
En el sexenio de Enrique Alfaro se concretaron los presupuestos constitucionales del Poder Judicial y la Universidad de Guadalajara. Se trabajó en la infraestructura hidráulica no solo para abastecer de más agua, sino para limpiar la que utilizamos; aumentó el transporte masivo; creció la infraestructura hospitalaria; se fortalecieron las vías de comunicación y se apoyó al sector educativo. Jalisco, bajo la iniciativa de Enrique Alfaro, creció económicamente, retomó su identidad y acabó por consolidar, ya entrado el nuevo siglo, su identidad diferente del gobierno federal, ajena del proyecto centralista que desde la Ciudad de México, ha construido el proyecto político fundado por Andrés Manuel López Obrador, la llamada “cuarta transformación”.
Todo proyecto político, toda administración pública, está sujeta siempre a la crítica. Tiene defectos y limitaciones. Comete errores y deja rivales y adversarios en el camino.
Jalisco, igual que el resto de México, tiene pendiente la resolución del problema de la violencia. Es un fenómeno que rebasa.
Pero en ese esquema… sí, Enrique Alfaro es un gobernador estadista.
Cuando los años se consuman y los juicios se asienten, Alfaro Ramírez estará en ese selecto grupo junto con personajes como Zuno y González Gallo. El tiempo lo dirá.