El contundente triunfo de Donald Trump en la elección de Estados Unidos debe ser tomado con cautela para lo que puede ocurrir en la relación diplomática entre México y Estados Unidos. Estamos hablando de que obtuvo 277 votos contra 224 de Kamala Harris en el Colegio Electoral, lo que significa una victoria amplia frente a los demócratas, además del triunfo en ambas cámaras, lo que provoca que llegue con una mayor capacidad de operación.
El voto por Donald Trump, por parte de las y los estadounidenses se dio y ganó contundentemente porque escuchó a los votantes y se subió a temas que le interesan a las y los estadounidenses.
¿Nos debemos preocupar por la llegada de Donald Trump? Quien se debe preocupar más es la administración federal encabezada por Claudia Sheinbaum, porque hay temas en común que deben ser atendidos y en los que al parecer hay posturas encontradas. La seguridad y el combate al crimen organizado, el desarrollo económico y la revisión del T-MEC donde tal vez influya de manera decisiva la implementación de la Reforma Judicial que fue aprobada hace unas semanas, así como también la situación migratoria en el Sur de México, que sin duda tiene preocupado a Estados Unidos.
Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca a partir del próximo mes de enero, tendrá mucho trabajo el secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente y el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, porque el T-MEC y la relación comercial son temas que se podrían ver más afectado ante la amenaza de hace unos días de imponer aranceles de hasta el 25% a algunos productos, en caso de no atender la crisis migratoria por parte del Gobierno de México.
Además, la Secretaría de Gobernación y la Secretaría de Seguridad, tendrán que trabajar de manera coordinada para poder dar resultados en la crisis migratoria y de seguridad que enfrenta el país y que, sin duda, será un pretexto perfecto para que Donald Trump actúe de manera contundente.
Seamos conscientes: sí hay una crisis de seguridad y de migración en el país, y esperemos que no caiga el Gobierno Federal en un discurso nacionalista y que no admita comentarios, críticas o apoyo de parte de Estados Unidos para atender las problemáticas. Es momento de ver por el país y hacia adelante. Con la llegada de Donald Trump podemos perder mucho si no se tiene la actitud y la postura política y diplomática de parte de nuestro país; pensemos que no solo es nuestro vecino, es una potencia mundial y es momento de ser realistas y saber que no podemos ceder, pero tampoco podemos caer en pleitos poco estratégicos y sin sentido, como pasó en la administración pasada.
Esperemos que las y los encargados de todas estas agendas de parte de México estén a la altura de las circunstancias y desde ahora estén trabajando en la estrategia y proyectos que se deberán elaborar en conjunto con Estados Unidos, porque ya decidieron y será Donald Trump su presidente, un personaje querido u odiado, polémico siempre, pero difícil en el trato y en los acuerdos, sin duda, un personaje que habló fuerte y claro y que es fiel a los postulados de su partido, tal cual lo hizo en el pasado Ronald Reagan.
Es un escenario complejo, pero no imposible para nuestro país; recordemos que hace 8 años buscaba eliminar el TLC y terminó renovándose y creando el T-MEC por una buena gestión de parte de México, no permitamos que en esta ocasión pase lo contrario, hay mucho por hacer.