La “Caída del Muro”, símbolo de la Guerra Fría y de la división entre el bloque occidental y el soviético, allanó el camino para el colapso del comunismo en Europa del Este y la reunificación de Alemania un año después.
El famoso “Muro de la Vergüenza” se construyó a lo largo de 155 km alrededor de Berlín Occidental en agosto de 1961, para frenar el creciente éxodo de personas de la República Democrática Alemana (RDA), comunista. Al menos 140 personas murieron intentando cruzarlo.
Activistas de todo el mundo fueron invitados a participar en las celebraciones, que se prolongarán hasta el domingo, entre ellos la líder opositora bielorrusa exiliada Svetlana Tijanóvskaya y la disidente iraní Masih Alinejad.
El grupo de protesta punk ruso Pussy Riot dará un concierto frente a la antigua sede de la Stasi, la temida policía secreta de la Alemania Oriental.
Alemania celebra este sábado la caída del Muro de Berlín, hace 35 años, en plena crisis política por el estallido de la coalición de gobierno de Olaf Scholz.
Scholz cesó esta semana a su ministro de Finanzas, Christian Lindner, lo que causó la retirada de la mayoría de ministros liberales y la implosión del gobierno tripartito que estos formaban con socialdemócratas y ecologistas. Ahora, el panorama político está dominado por la perspectiva de unas elecciones anticipadas.
Aún así, los festejos del fin de semana, bajo el lema “Preservar la libertad”, intentarán no perder de vista el simbolismo de este acontecimiento histórico sucedido el 9 de noviembre de 1989.
En un video difundido el viernes, el jefe del gobierno, Olaf Scholz, declaró que los valores de 1989 “no pueden darse por sentados”. “Una mirada a nuestra historia y al mundo que nos rodea lo demuestra”, afirmó.
Para encarnar estos ideales, se instalaron a lo largo de los 4 km del antiguo trazado del Muro réplicas de carteles de las manifestaciones de 1989 y otros miles, contemporáneos, sobre el tema de la libertad. La instalación pasa junto al edificio del Reichstag, la Puerta de Brandeburgo y el famoso Checkpoint Charlie, el principal paso fronterizo este-oeste para extranjeros.
La noche del 9 de noviembre de 1989, tras semanas de manifestaciones de los alemanes del Este, estos lugares emblemáticos fueron escenario de “uno de los momentos más felices de la historia mundial”, según la ministra de Cultura alemana, Claudia Roth.
Fue “un día feliz” que también nos recuerda que “la libertad y la democracia nunca han sido evidencias”, declaró el alcalde de Berlín, Kai Wegner, conservador, en una ceremonia a la que también asistió el presidente Frank-Walter Steinmeier.