Es un momento crítico para la democracia en México. El desmantelamiento de los organismos encargados de garantizar la transparencia y la protección de datos personales parece inminente en nuestro país, y frente a esta circunstancia es necesario reflexionar sobre las consecuencias que estas acciones podrían traer, ya que pareciera interesarles poco a los legisladores, que en plena era digital donde nuestra información personal juega un papel central en la economía global, no se vaya a contar con autoridades fuertes y especializadas; por ello necesitamos contar con legisladores congruentes y comprometidos con la defensa de los derechos humanos y particularmente los derechos digitales.
La información que manejan los gobiernos sobre sus ciudadanos es muy amplia y ahora podría ser utilizada de manera indebida; sin organismos que garanticen la transparencia y la protección de datos corremos el riesgo de que los agentes del Estado hagan vigilancia y control sin límites, lo que puede amenazar no solo nuestra privacidad, sino también nuestra libertad como ciudadanos, nuestra economía y sin afán de parecer catastrófico, caer en la desinformación y manipulación.
Parte fundamental de una democracia es la participación activa y consciente del pueblo; sin información, la capacidad de las personas para participar e incidir en la toma de decisiones se tornaría compleja; el papel de los legisladores es crucial, ya que mucho se habla de legitimidad y confianza en las instituciones, sin embargo, si la ciudadanía no tuviera elementos para realizar un escrutinio real, no sería viable hablar de esa legitimidad tan ansiada.
Por ello requerimos representantes éticos que no solo comprendan la importancia de la transparencia y la privacidad, sino que también estén dispuestos a luchar por su fortalecimiento. Estos legisladores deben ser visionarios, sensibles y capaces de anticipar los desafíos de un mundo en constante cambio para construir un marco legal que proteja los derechos de las personas, especialmente en un entorno digital donde la información puede ser un arma de doble filo.
En honor a la confianza depositada en nuestros representantes, estos tendrían que mostrar reciprocidad velando por la garantía de los derechos de los habitantes de un país que vaya al ritmo de la evolución natural y hacia un sistema global avanzado; hablar de derechos digitales y de su garantía, legislar y cumplir con su garantía, es exigir a las instituciones su cumplimiento y verdadero servicio al pueblo, pero también mostrar visión de querer conducir a sus representados hacía esquemas de ciudades inteligentes en donde la información, pública y personal, sea utilizada de forma adecuada para el bienestar y crecimiento.
La labor de nuestros legisladores en esta era no se limita a la creación de leyes, sino a la construcción de un futuro vanguardista; la lucha por la transparencia es en última instancia, una lucha por la democracia misma, así como la lucha por los derechos digitales y la protección de datos personales es apostar y poner una mirada en el futuro.