La semana pasada terminé mi columna diciendo que les contaría lo bueno que me ha sucedido y he aprendido GRACIAS a mi discapacidad y en verdad así lo considero. No quiero caer en decir que vivir esta condición es fácil, pero mirando el camino andado son muchas más las cosas buenas que he vivido y aprendido.
Durante los muchos años que existió el colegio fueron innumerables las satisfacciones personales y profesionales que tuve. Sobre todo, atesoro como un regalo invaluable una enormidad de alegrías y aprendizajes.
Si bien en casa me enseñaron a no rendirme, ver a los pequeños esforzarse por aprender lo que les enseñábamos fueron claros ejemplos de la tenacidad, constancia y el coraje que debe acompañarnos si nos proponemos una meta.
Aprendí los magníficos cambios que se logran con paciencia, aceptación y amor incondicional de los padres, la familia y los maestros, y también fui testigo de lo que sucede cuando estos elementos están ausentes.
El aprendizaje más importante que logré con mi trabajo en el “cole” fue generar cada día un pensamiento y un fuerte sentimiento de esperanza, que no solo tenía que creerlo yo, sino trasmitirlo también a mis alumnos y a los padres que llegaban al colegio buscando un cambio. Así logramos integrarnos a una comunidad y convertirnos en una persona resiliente. Reafirmando lo aprendido en mi casa han hecho que me digan “imparable”, calificativo que considero exagerado porque no soy más que un ser humano imperfecto como cualquier otro.
En mi ADN, traigo la vena del servicio a los demás, y el “cole” fue un terreno fértil para pulir cada día la entrega a quien más necesita de ti sin esperar nada a cambio.
Levantándome con el entusiasmo de hacer algo positivo para quienes batallan todos los días con las barreras que debes librar cuando tienes limitaciones por una discapacidad, pasaron más de 35 años de trabajo que sin proponérmelo han dado un auténtico sentido a mi vida.
Yo sólo salía a trabajar cada día, a tratar de hacer lo mejor que podía por cada uno de esos niños y sus familias, la sociedad me puso títulos como “Activista” y “Líder social”; hasta me honraron con varios reconocimientos que para mí han sido la oportunidad de refrendar mi compromiso de trabajar por los demás hasta lograr una sociedad legítimamente incluyente.
Mi rebeldía ante una realidad inequitativa para las personas con discapacidad, a quienes incluso todavía denominan minoría, para justificar la falta de presupuestos y acciones, me hizo levantar la voz y crear un programa educativo “InclúyeTE en MI vida” donde en pocas palabras, generamos cultura y espacios de convivencia entre personas con y sin discapacidad en muchas escuelas, y en los DIF municipales de la zona conurbada. Mi trayectoria de tantos años me dio notoriedad en la esfera política.
En 2015 me invitaron a ser consejera del DIF Zapopan, un cargo honorifico del cual me sentí muy orgullosa de cumplir, que me permitió conocer una realidad cruda, en muchos casos complicada y difícil, que no puedes ignorar más.
En 2018, fui invitada a ser Regidora en Zapopan durante la segunda administración de Pablo Lemus; con esta oportunidad pude aportar un granito de arena para lograr que en la agenda se manejara de forma transversal el tema de la discapacidad. Contando con el apoyo del presidente Lemus y los demás regidores, se pudieron hacer cambios en la infraestructura y obras públicas para hacerlas con accesibilidad universal.
Para mí fue muy importante ver cómo permeaba el tema de discapacidad en diferentes áreas de trabajo, como ejemplo, comentaré la invitación del comandante Sergio Ramírez López para contribuir con el equipo de Protección Civil y Bomberos del municipio; tuve la oportunidad de aportar en el tema de la Gestión Integral de Riesgos con la cultura hacia las personas con discapacidad, entre otros programas donde el tema de la discapacidad y sus derechos humanos fue trascendente.
Lo relevante es que todos conozcamos que las personas con discapacidad tenemos los mismos derechos que cualquier ciudadano y que debemos hacerlos valer; sólo así alcanzaremos la equidad y haremos una sociedad efectivamente incluyente.