Parece que estamos atrapados en un déjà vu . El gobernador electo de Jalisco, Pablo Lemus, declaró con firmeza: “El amor se demuestra en el presupuesto; lo demás es demagogia”. Una frase que podría competir por un lugar en los clásicos de la oratoria política, pero que también suena a reproche romántico hacia la Federación. Todo esto, tras conocerse el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2025, donde Jalisco, según su visión, ha sido castigado y relegado.
Pero esta historia ya la hemos oído antes. Recordemos que Enrique Alfaro, actual gobernador, adoptó una postura similar desde 2020, convirtiéndose en protagonista de la famosa Alianza Federalista de gobernadores. Aquella estrategia, aunque ruidosa, no generó los resultados esperados. ¿Qué aprendimos de esos desencuentros? Quizás que las ruedas de prensa y las declaraciones incendiarias no son los mejores métodos para negociar recursos en política.
El contexto actual añade un giro irónico al drama. La presidenta de la Comisión de Presupuesto es nada menos que Mery Gómez Pozos, diputada de Morena por Jalisco. Una aliada natural, podría pensarse, si no fuera por las heridas políticas recientes. Durante la campaña, Lemus lanzó frases como “Morena no va a entrar a Jalisco, todo lo que toca lo destruye”, palabras que calaron hondo en el morenismo local y nacional. Según fuentes off the record , los agravios aún están frescos y, aunque se intente una operación cicatriz, queda claro que algunas heridas no han sanado del todo.
En el escenario legislativo, Morena y sus aliados gozan de mayorías calificadas en ambas cámaras, lo que les permite aprobar el PEF 2025 sin necesidad de votos opositores. Esta realidad obliga al gobierno entrante de Jalisco a remar contra corriente y, sobre todo, a construir puentes de diálogo con la Federación. Sin embargo, la relación entre Lemus y la presidenta Claudia Sheinbaum no comenzó con el pie derecho. Esta semana, al ser cuestionada sobre un posible encuentro con el gobernador electo, Sheinbaum respondió con una frialdad institucional: “Nos reuniremos ya que él tome posesión… ya habrá momento para reunirnos con el gobernador”.
¿Deberíamos preocuparnos? Existen dos posibles lecturas de esta postura. La primera, optimista, es que la presidenta busca tratar a Lemus con estricta institucionalidad, reservando un encuentro oficial hasta que asuma el cargo. Después de todo, ha tenido reuniones con gobernadores electos en bloques regionales, y Jalisco podría estar esperando su turno.
La segunda, algo más maliciosa, es que los desencuentros entre Enrique Alfaro y Andrés Manuel López Obrador han trascendido administraciones y ahora influyen en la relación entre Sheinbaum y Lemus. La posibilidad de que esta animadversión haya sido heredada y alimentada por una campaña llena de conflictos no puede descartarse.
Lo que es evidente es que Jalisco necesita una estrategia política distinta. Más que confrontación, hace falta un diálogo respetuoso y canales efectivos de comunicación con los actores clave del morenismo, tanto local como nacional. Insistir en viejas tácticas podría aislar aún más al Estado en la negociación de recursos.
En política, como en el amor, las palabras importan, pero los gestos cuentan más. Por el bien de Jalisco, esperemos que ambas partes encuentren la manera de bailar al compás de una misma melodía, porque, como dice el viejo refrán: en el amor y el presupuesto, todo se vale… excepto la demagogia.