José Manuel Romo Parra

Hace unos días conmemoramos en Guadalajara el aniversario del escudo y el nombramiento de nuestro municipio como ciudad y en sesión solemne, el Maestro Enrique Ibarra Pedroza, secretario general del Gobierno del Estado, recordaba al jurista tapatío Mariano Otero quien consideraba que la buena política no es avasalladora sino de contrapesos que permitan llegar a acuerdos.
A diferencia de la Legislatura federal que tiene una mayoría absoluta de Morena, en Jalisco el Congreso local quedó integrado con representantes ciudadanos de diversas fuerzas políticas lo que, más que una debilidad, habla de la verdadera democracia que las y los jaliscienses ejercen al hacer un voto diferenciado que le da pluralidad a la integración de la recién instalada LXIV Legislatura.
Cualquier instituto político desearía tener la mayoría para lograr el control, pero la buena política de la que hablaba el Maestro Ibarra es justamente aquella en la que los actores tienen la capacidad de negociar y de llegar a la unidad en la toma de decisiones que es la que fortalece a las instituciones. 
El ejercicio de reparto de comisiones que vimos hace unos días en el Congreso local es justamente de lo que hablamos, de la capacidad política de los diputados de todas las fracciones para ceder en algunos casos, y en otros conseguir lo que piden, en un equilibrio que permita a cada uno de los 38 legisladores ejercer su función de acuerdo a sus talentos para cada tema y respetando las jerarquías propias que las y los ciudadanos les dan a los partidos por el número de votos obtenidos.
Este ejercicio lo vivimos también hace un mes en el Gobierno de Guadalajara, con la integración del pleno del Ayuntamiento en el que participan también regidores de otras fuerzas políticas diferentes a Movimiento Ciudadano que fue el que obtuvo el mayor número de votos, porque el contar con voces de oposición nos abre la puerta al diálogo para poder llegar al consenso.
La pluralidad es entonces, la oportunidad que nos da la diversidad de fuerzas para que, quienes nos dedicamos a la política en el servicio público, tengamos la posibilidad de transformar nuestro entorno desde nuestro ejercicio público, tomando las mejores decisiones. 
Cada nueva Legislatura y cada nueva administración, es una oportunidad más para que le demostremos a las y los jaliscienses que sabemos hacer política de la que nuestro Estado necesita para seguir haciendo grande a nuestra Ciudad y a Jalisco.

Manuel Romo Parra

La política necesita contrapesos

En una verdadera democracia, donde la gente puede castigar o refrendar su amor por un proyecto, y en un México en el que la llamada Cuarta Transformación no desestimó recursos para tratar de pintar de guinda todo el país, es aún más valioso el legado de Enrique Alfaro: un proyecto político que resiste a tsunamis porque tiene cimientos fuertes que son gobiernos de resultados.
Sin duda, la elección del 02 de junio de este 2024 nos dejó muchas lecciones, pero también reafirmó que el proyecto político que inició hace más de una década en Tlajomulco, tiene claros sus objetivos, y no sólo eso, sino que tiene respeto hacia sus liderazgos, cohesión, unidad y organización, que incluso reconocen otras fuerzas políticas como principales fortalezas de Movimiento Ciudadano.
El carácter fuerte de Enrique Alfaro Ramírez fue una gran virtud que se ganó el respeto de la gente que lo eligió como gobernador de Jalisco, porque representaba la mejor opción contra los partidos tradicionales e implementó un nuevo modelo de gobierno que llevó a Jalisco a ser ejemplo a nivel nacional en muchos aspectos.
Los programas sociales también se implementaron en Jalisco y uno muy exitoso fue el de útiles escolares. Pero como lo dijo el gobernador en su sexto informe, su gobierno no se limitó a una política asistencial, sino que fue más allá, a generar condiciones que favorecieran el crecimiento económico para que Jalisco redujera la pobreza al doble de rápido que en el resto del país.
Hubo momentos también difíciles, en los que sus enérgicas decisiones fueron muy cuestionadas y que hoy, al paso del tiempo, hemos aplaudido como las muy oportunas medidas contra el Covid-19 o la defensa de los recursos para el Estado con el Pacto Fiscal.
Sin duda, Enrique Alfaro es un personaje que levanta pasiones pero lo que nadie puede negar es que tiene el carácter para defender a Jalisco, para dar la cara por las y los jaliscienses y eso, lo agradecieron las y los ciudadanos en las urnas, al elegir a otro gobernador de Movimiento Ciudadano para el siguiente sexenio.
Así pues, el amor de las y los jaliscienses por los buenos gobiernos quedó refrendado en la pasada elección, en una contienda en la que predominaron las violaciones a la ley por parte de Morena, el dispendio de recursos desde el centro del país para querer comprar simpatías, las mentiras y montajes para tratar de debilitar un proyecto fuerte que le apuesta a la buena política, a la conciliación y a la disciplina de una estructura que fue armando Enrique Alfaro hace 15 años.
Hoy los buenos resultados que presenta al cierre de su sexenio nos dejan con la satisfacción de que estamos del lado correcto, que Jalisco no se equivocó hace seis años y que seguiremos escribiendo esta historia que comenzó a escribir Enrique Alfaro, enfrentando la adversidad con orgullo y su legado.

El amor en los tiempos de la 4T

Quienes decidimos dedicarnos al servicio público, sabemos que tenemos una responsabilidad con la sociedad y que debemos pregonar transparencia y honestidad para romper con la vieja figura política. Pero la reputación, buena o mala, que ganamos por nuestro desempeño, debe basarse en la congruencia.
El diccionario de la lengua española refiere que la palabra congruencia proviene del latín “congruens” y significa convenir. 
En la Teoría de la Congruencia, del politólogo estadounidense Harry Eckstein, la relación entre la estabilidad del gobierno y de la democracia, radica el éxito de gobernar, considerando los patrones de autoridad y su relación social, a grandes rasgos.
En México, la congruencia que hoy exigimos a la autoridad se ha basado en cumplir que lo que se dice, se haga. De manera personal, lo que queremos es que las personas sean congruentes entre lo que dicen ser y lo que son.
Al renunciar la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, la cual, por cierto, cobraría vigencia hasta el 31 de agosto de 2025, concluye que esto no implica su conformidad sino “un acto de congruencia y respeto al texto constitucional que hoy nos une”. 
Hay quienes han aplaudido esta renuncia como un acto histórico, por el hecho de ser la primera mujer presidenta de la Suprema Corte y por el contexto político en el que el Poder Ejecutivo pretende llevar a las urnas la elección de magistrados.
Por otro lado, hay quienes critican esta renuncia porque, aseguran, se trata de una maniobra para un retiro jugoso o que es más que un acto congruente, un acto cobarde porque si de exigir respeto a la Constitución se trata, deberían ser firmes con hechos inmediatos. 
Lo cierto es que esta renuncia nos lleva a una nueva reflexión sobre el actuar de quienes prestamos servicios públicos en cualquier ámbito, desde la presidenta de la Suprema Corte de Justicia, hasta los oficiales del Registro Civil quienes, si cometen un error en las actas, pueden alterar la identidad de una persona, entre otras cosas.
Es cierto que nuestro desempeño debe basarse en la congruencia, en el día a día, pero porque a la primera persona que le debemos lealtad es a uno mismo, porque somos vecinos, somos padres de familia, somos ciudadanos y seguramente nos une a todos el deseo de bienestar, de que la estabilidad política también nos lleve a la estabilidad económica en nuestro país y por ende, poder llevar sustento a nuestros hogares.
Pero ese compromiso personal se multiplica de manera potencial porque de nosotros dependen miles o millones de personas y en nuestro actuar, habrá consecuencias que pueden impactar de manera positiva o negativa en nuestra comunidad.
Un ejemplo de congruencia ha sido sin duda Enrique Alfaro Ramírez, quien a pesar de todas las críticas que recibió al inicio de su gobierno, hoy se le reconoce como un mandatario que supo tomar decisiones por el bien de todas y todos los jaliscienses.
Mi reflexión entonces, es que analicemos a detalle lo que sucede en nuestro país para que el día de mañana y cada día, reconozcamos el verdadero valor de la congruencia y la apliquemos por el bien de nuestras familias, de nuestra colonia, de Guadalajara, de Jalisco y de todo México.

El valor de la congruencia

No causa sorpresa ya, que Morena busque el control absoluto por encima de la propia Constitución, pero esta semana entramos en la antesala del cambio total del Estado de Derecho como lo conocemos, atentando contra los Derechos Humanos y la concepción del Estado como lo conocemos. 
Desde Aristóteles inició a concebirse la necesidad de la división de poderes, y fueron Locke y Montesquieu quienes definieron al Estado en su mejor forma de organización para evitar la tiranía.
Con la reforma a los artículos de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos que presentaron los senadores afines a Morena, Adán Augusto López Hernández y Gerardo Fernández Noroña, y el diputado Ricardo Monreal Ávila, esta concepción del Estado que divide el poder para garantizar así la libertad y el ejercicio equilibrado, se está anulando.
Pero lo más grave es que el pretender reformar el Artículo 1 de la Constitución para eliminar el llamado “Control de Convencionalidad” encendió las luces rojas a nivel internacional porque con esta acción retrógrada, se anularía la protección a los Derechos Humanos que establecen diversos tratados que protegen a las y los ciudadanos.
En la Reforma Constitucional de junio del 2011, se añadió al Artículo 1 la protección de los derechos humanos que ampara la Constitución, así como los tratados internacionales:
Artículo Primero: “Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia”. 
La iniciativa de reforma de los senadores de Morena, pretendía añadir al final de ese párrafo de la Constitución lo siguiente: “pero en ningún caso podrán ser inaplicadas por medio de control de convencionalidad”.
Este control de convencionalidad establecido en el Artículo 1 de la Constitución permite recurrir a juicios de amparo, controversias constitucionales o acciones de inconstitucionalidad para defender el orden establecido por la Constitución contra nuevas normas o leyes. 
El único interés que pretendían los senadores de Morena, era que no hubiera poder alguno que impidiera la aplicación de la Reforma Judicial que se aprobó en el Congreso de la Unión con su mayoría y a través de mecanismos viles para debilitar a la oposición.
Si nuestro país es hoy objeto de burlas por el gobierno paternalista del ex presidente Andrés Manuel López Obrador, la esperanza de que la primera mujer Presidenta de nuestra Nación trascienda a la historia por su ejercicio magistral, quedaría muy lejana con este tipo de iniciativas de los senadores de Morena que lo único que nos hace pensar es que más que acercarnos a Dinamarca, nos acercamos a los modelos de gobierno con el control absoluto en el Poder Ejecutivo dejando atrás los ideales griegos, de los filósofos y sociólogos europeos que crearon modelos de poder con equilibrio.
Por fortuna, ya se echaron para atrás con esta propuesta de reforma y prometen no tocar el Artículo 1, pero ¿qué nos garantiza que no habrá otro intento de ejercer el control del poder por encima de los derechos humanos con absoluta tiranía?

La antesala de la tiranía

Una persona interesada en ser un buen servidor público y eje de transformación para el desarrollo de su comunidad no puede construir su realidad con base en mentiras, porque tarde o temprano sale a la luz la verdad.
En Jalisco nos hemos caracterizado por ser un referente nacional, porque las y los ciudadanos han demostrado el verdadero valor de la democracia, porque aquí no puede haber engaños ni montajes con alta credibilidad y el mejor ejemplo de ello lo vimos en la elección del 02 de junio 2024.
Nuestro Estado dio muestra una vez más, de la libertad que tienen los electores para elegir, que el voto diferenciado sí existe y que la confianza en los buenos gobiernos ciudadanos se mantiene firme; por ello, hoy Guadalajara tiene a su primera presidenta electa, Verónica Delgadillo, y tiene a un gobernador electo, Pablo Lemus Navarro, quien fue ratificado por la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial.
Con esta ratificación se termina la incertidumbre, pero también se cae el teatro de la candidata de Morena, Claudia Delgadillo, quien con mentiras pretendía convencer a las y los jaliscienses de una historia que pocos le creyeron, utilizando un discurso ya desgastado, que en algún momento funcionó para quien fue presidente de la República, pero hasta en el cine, las copias jamás funcionan.
Con esta ratificación se confirma, no solo el triunfo de Pablo Lemus Navarro, sino también que en Jalisco la población agradece más los resultados de los buenos gobiernos, que las promesas populistas.
Los magistrados de la Sala Superior, con su decisión, demostraron también que las mentiras jamás serán un buen argumento para ganar en tribunales lo que no se ganó en las urnas, porque simple y sencillamente resultaron insuficientes e infundadas.
De esta manera inicia hoy un proceso de transición en el Gobierno del Estado con mayor certidumbre, con la fortaleza de que el proyecto político que inició hace más de una década Enrique Alfaro, le dio rumbo al desarrollo de Jalisco que, con toda seguridad, Pablo Lemus Navarro le dará continuidad, con su propio estilo, pero siguiendo el principio que en Movimiento Ciudadano se ha impulsado: el de poner al centro a las personas para basar en ello los programas y proyectos públicos que mejor convengan a nuestra entidad.
Pablo Lemus Navarro también sabrá hacer política de la buena, haciendo equipo con los 125 gobiernos municipales de todos los partidos, incluidos quienes tienen la responsabilidad de seguir haciendo de la Zona Metropolitana de Guadalajara la mejor metrópoli como Verónica Delgadillo en la Perla Tapatía, Juan José Frangie en Zapopan y Gerardo Quirino Velázquez en Tlajomulco, pero también con Laura Imelda Pérez Segura en Tlaquepaque y Sergio Chávez en Tonalá.
Quienes tenemos a nuestro cargo la responsabilidad del servicio público, tenemos que hacer un gran equipo porque a partir de hoy debemos seguir concentrados en dar resultados, porque ya vimos que la mentira no es el camino y que las y los ciudadanos lo que quieren son respuestas, acciones que permitan que nuestra Ciudad y nuestro estado sigan creciendo porque a todos nos conviene, porque todos queremos vivir en el mejor entorno y porque México lo necesita.

La mentira nunca será el camino

En una metrópoli como el Área Conurbada de Guadalajara, en la que pudiera pensarse que las tareas de los gobiernos han evolucionado hacia otras necesidades, es importante recordar cuáles son las funciones primordiales de los municipios y la clave está en el contacto con la gente.
No es un cliché decir que los gobiernos municipales son la autoridad más próxima a las y los ciudadanos, y por ende, son los que reciben directamente las quejas de la gente, porque los problemas siguen siendo los mismos, aquellos que se centran en prestar servicios de calidad a la población.
El principal conflicto en el que se ven los gobiernos, es que la población y la ciudad siguen creciendo y eso implica que las calles reciban más carga vehicular y por tanto se dañen más; que se generan más residuos que deben recolectarse y darle un destino adecuado; que exista armonía entre los usos habitacionales y comerciales sin frenar el desarrollo económico, y en general dotar de condiciones para que las y los habitantes tengan calidad de vida desde un punto de vista urbano. 
Es por ello que el reto de los nuevos gobiernos municipales es no olvidar estos principios básicos de lo que es el servicio público, en donde la cercanía con las y los ciudadanos no debe escatimarse porque son ellos quienes deben orientar el ejercicio de gobierno con las exigencias que demanda una ciudad viva en donde la dinámica social, comercial y turística se da manera dinámica y acelerada.
También es cierto que no hay presupuesto que alcance y que debe fomentarse el sentido de corresponsabilidad donde el paternalismo y el populismo no tienen cabida, porque la verdadera educación cívica debe ser aquella en la que las familias entiendan que una mejor convivencia social, con espacios en condiciones óptimas que permitan el desplazamiento, el esparcimiento y los servicios públicos operando de manera eficaz en cada colonia, contribuyan a ciudades más seguras y habitables.
El eje rector de los gobiernos de Movimiento Ciudadano ha sido precisamente poner a los ciudadanos al centro, para partir de ahí en la planeación del servicio público, y los resultados son los que le han permitido la continuidad en municipios como Zapopan y Guadalajara, ganando la confianza de los electores para seguir por este rumbo.
Por eso es destacable que Verónica Delgadillo, como primera presidenta municipal de Guadalajara, inicie su gobierno implementando programas de cercanía con la gente como las jornadas de atención a espacios públicos y los martes comunitarios, porque son las y los tapatíos los que calificarán a las autoridades en función y serán ellos los que indiquen, en unos años, si seguir confiando o no en ellas. 
Gobernar bien, entonces, es gobernar escuchando a la población; es estar con la gente, es no olvidar que todos somos vecinos y que queremos que nuestra ciudad siga siendo el mejor lugar para vivir.

El reto de gobernar con los ciudadanos

Nuestra Ciudad y todo Jalisco necesita buenos gobiernos que sepan priorizar a las y los ciudadanos por encima de cualquier interés personal o partidista. A partir del 01 de octubre de 2024 comenzamos una nueva historia todas y todos quienes asumimos alguna responsabilidad en los gobiernos municipales: Es tiempo de entregar todo nuestro compromiso y responsabilidad.
Si bien los electores fueron quienes decidieron quién encabece cada gobierno, las y los regidores de todas las fracciones y todos los servidores públicos que nos incorporamos a las nuevas gestiones municipales, debemos dejar atrás las mentiras, los ataques y la saturación de mensajes que solo lastiman a la democracia y cansan a la población que exige atención y servicios por parte de la autoridad.
Las y los magistrados de los tribunales electorales tanto local como regional y federal, nos dieron muestra de que los colores deben hacerse a un lado priorizando un ejercicio apegado a la ley, con respeto a las instituciones y a la voluntad de la gente. Mi respeto y felicitación a las y los magistrados.
Es tiempo de que todas las fuerzas políticas en el Estado le demos vuelta a la página y comencemos a construir juntos, desde cada trinchera, la Ciudad que queremos. 
En cada municipio, desde Pihuamo hasta Huejuquilla el Alto, de Cabo Corrientes a Degollado, no hay localidad pequeña ni grande, ni lejana ni cercana, nuestra responsabilidad es la misma: Las y los jaliscienses exigen buenos gobiernos.
La gente ya decidió quién debe encabezar los esfuerzos en cada presidencia, pero es tiempo de que todas y todos nos involucremos, que tanto el personal de mantenimiento, de servicios médicos, de tesorería, los policías y bomberos, los directores y regidores de todas las fracciones, asumamos nuestra responsabilidad por amor a nuestra tierra, porque es también el lugar donde vivimos, donde crecimos y donde nuestros hijos se desarrollarán.
Es tiempo de darle vuelta a la página, de dejar atrás el proceso electoral y de iniciar con el trabajo, la política de la buena, esa que las y los ciudadanos agradecen porque es por el bien de todas y todos los vecinos, para que juntos podamos tomar las mejores decisiones y encaminemos las labores de los gobiernos más cercanos a la población hacia un mejor servicio. 
Por la Ciudad que queremos, por un mejor Jalisco y por el bien de México, comencemos a escribir la mejor historia de los gobiernos municipales.

Por la Ciudad que queremos

En México ya es una realidad la participación política de las mujeres. Ciertamente, falta mucho aún para que la brecha de la paridad se cierre, pues aún teniendo presidenta de la República, magistrada presidenta de la Suprema Corte, consejera presidenta del INE y presidenta municipal electa de Guadalajara, hay quienes parecen dolidos porque sean ellas las ganadoras.
Pero todas y todos los mexicanos, las tapatías y tapatíos, sobre todo los hombres, nos deberíamos sentir orgullosos por hacer equipo con mujeres capaces que, además del amor que tienen por su tierra y la vocación de servir, trabajan por construir una mejor ciudad y un mejor país.
Por ello, este 01 de octubre de 2024 será un día histórico para nuestra Ciudad, Guadalajara, porque Verónica Delgadillo comenzará funciones como la primera alcaldesa electa por el voto popular. Ese mismo día, Claudia Sheinbaum asumirá la presidencia de la República, siendo la primera mujer en ocupar ese cargo, porque así lo decidieron los electores. 
El compromiso con la paridad ya no es un asunto de cuotas, ni una participación forzada, sino que debe ser el aceptar que una mujer es capaz de ganar y no solo eso, sino que cuenta con todas las tablas para gobernar.
En Movimiento Ciudadano se ha impulsado la participación de las mujeres y se ha dado espacio a liderazgos femeninos que han trazado la ruta para demostrar que ellas pueden gobernar y lo han hecho bien como lo hizo Vicky Mercado al ganar la alcaldía de Cuquío en 2012, o Elizabeth Alcaraz en Pihuamo en 2015, así como María Elena Limón y Citlalli Amaya en Tlaquepaque, y muchas mujeres más.
Sin embargo, hay quienes se niegan a aceptar su derrota como el ex candidato a la presidencia de Guadalajara, el morenista José María “Chema” Martínez, quien ha planteado una serie de mentiras en torno a la elección, inventando una novela y un cuento fantástico que raya más en la fantasía que en la presentación de pruebas y argumentos de presuntas irregularidades en el proceso electoral.
Esta conducta reiterada de mentir, de querer engañar a las y los ciudadanos con supuestos que no solo no tienen sustento, sino que ofenden al electorado, es negar la realidad, es rechazar que perdió y que una mujer le ganó, que la capital de Jalisco será gobernada por una alcaldesa porque así lo decidió la gente el pasado 02 de junio.
Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver, o el que se siente dolido de perder y que con su conducta y mentiras, parece que le duele más que quien lo derrotara fuera una mujer, una candidata que ganó de forma legítima y contundente, por lo que podríamos estar observando una forma tácita de violencia política en razón de género.
Cuando las mujeres ganan, gana la democracia, ganamos todas y todos porque demostramos que nuestro país avanza por el camino correcto en una sociedad que sabe reconocer el talento y la capacidad más allá del género.
Cuando un hombre se aferra al poder con trampas y engaños, su violencia no agrede a una mujer que le ganó limpiamente, sino que lastima a la sociedad, la misma que reclama paz, cordialidad y trabajo para vivir mejor en la Ciudad que tanto queremos.
Cuando las mujeres ganan, nuestra Ciudad gana porque será gobernada poniendo al centro a las y los tapatíos, y debemos sentirnos orgullosos de ello.

Cuando las mujeres ganan

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Me dio mucho gusto saber que el pasado martes 19 de noviembre, Jorge Álvarez Máynez se registró como candidato a la dirigencia nacional de Movimiento Ciudadano, en donde tendrá un gran reto que inició en su campaña presidencial: el convertir a este proyecto político en una verdadera oportunidad para la transformación de México.
Como candidato presidencial, Álvarez Máynez demostró el talento para irrumpir en un sector que tradicionalmente estaba olvidado por la política, el de los jóvenes de entre 18 y 30 años, quienes representan el 26 por ciento del padrón electoral.
Durante la campaña de este año, fui testigo de cómo jóvenes y niños respondieron de manera orgánica (como se dice ahora en cuestiones digitales) a nuestro candidato. El mejor souvenir, el más solicitado, fueron los peluches con la figura de Máynez, así como las gorras, playeras y cuanto utilitario llevaba el sello de él.
A pesar de que se sumó a la contienda de manera un tanto tardía, logró despegar y ser reconocido como una opción porque logró conectar con los jóvenes, un sector de la población que, en definitiva, marcará una diferencia importante en los resultados electorales del 2027 y aún más del 2030.
Jorge tendrá en la dirigencia nacional de Movimiento Ciudadano el reto de iniciar con la campaña para llegar más fortalecidos al 2030, un año en el que las nuevas generaciones no tendrán la misma influencia de la imagen de Andrés Manuel López Obrador como un factor determinante del voto.
El crecimiento que alcanzó Movimiento Ciudadano en 2024 al obtener más de 6.5 millones de votos a nivel nacional, deberá capitalizarse para que en 2027 se de un paso más para seguir agarrando el vuelo que en el 2030 lo consolide como primera fuerza política en México.
Para lograrlo, será importante que Máynez retome los valores y principios que dieron vida a este Movimiento: recuperar su identidad que lo hace diferente a los partidos tradicionales, lograr que no se contamine con prácticas de la vieja política, sino mantenerse firme como una opción auténtica, que pone a las personas al centro y sus causas al frente.
Durante su registro como único aspirante a dirigir Movimiento Ciudadano, Jorge manifestó que deberá ver más el presente hacia el futuro y construir, con agenda, equilibrio, pluralidad y desde lo local, este proyecto para consolidar ese gran salto que inició este año al lograr presencia en todo el país.
Con unidad, de la mano de los liderazgos que le han dado vida a este Movimiento, pero también con las nuevas generaciones, estoy seguro que Jorge Álvarez Máynez será un gran dirigente y asumirá el reto con entereza e inteligencia para darle a México la opción que necesita para concretar la transformación real de nuestra Nación.

El reto de Máynez dirigente