Hace unos días vimos uno de los momentos más penosos de la vida pública de nuestro país: la reelección de Rosario Piedra Ibarra como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), claramente la peor presidenta que ha tenido la Comisión en los últimos años, pues se convirtió en una institución afín y a modo del gobierno en turno.
Durante muchos años se buscó que los organismos autónomos fueran realmente autónomos y que sirvieran como contrapeso al poder, y sobre todo, en el caso de la CNDH, por los temas tan delicados que implica y la tarea de defensa del ciudadano que debe realizar.
Durante mucho tiempo en Acción Nacional (PAN) siendo oposición, se buscó tener un equilibrio en la división de poderes y uno de los mecanismos para controlar al poder fue la creación de instituciones como la CNDH o el INAI, que hoy en el caso de la primera se ha vuelto un elefante blanco sin resultados, y en el caso de la segunda, está a punto de desaparecer este mismo mes.
La decisión de elegir nuevamente a Rosario Piedra Ibarra abre dos incógnitas: la primera es, ¿quién manda en el Senado de la República, Adán Augusto López o Andrés Manuel López Obrador? Y la segunda: ¿Quién tomó la decisión de Piedra, AMLO o Claudia Sheinbaum?
Para responder lo anterior, primero hay que dejar claro que el poder no se comparte, se administra y se construyen acuerdos; pero pareciera que hoy en México eso no existe, pues solo se le dio gusto a AMLO con esa decisión. Sin duda, las otras dos aspirantes en la terna final tenían un mejor perfil y fueron mejor evaluadas que Piedra Ibarra, quien a pesar de ya haber estado al frente de la CNDH fue el perfil peor evaluado y no se preocupó por aprender sobre Derechos Humanos en su gestión y menos por emitir recomendaciones.
El trabajo en cuanto a efectividad en la emisión de recomendaciones fue muy pobre y sobre todo, frente a la Guardia Nacional o el Ejército Mexicano, y no olvidemos que fue la misma Piedra Ibarra quien sugirió que la CNDH podría desaparecer y pasar a ser parte del Ejecutivo Federal, algo impensable para una Ombudsperson.
Desde Acción Nacional seguimos comprometidos con los Derechos Humanos y señalaremos las fallas y violaciones que se den desde el poder. Lamentablemente, la CNDH no lo hará por seguir cuidando a su jefe político, ya que hoy la presidenta de la CNDH tiene una línea política y representa un proyecto político llamado 4T.
Vienen años complejos para los derechos humanos en México y todo por permitir y avalar que a algunos cargos lleguen personas leales y poco preparadas, en este caso privilegiando que Rosario Piedra es hija de Rosario Ibarra de Piedra, una gran luchadora social, pero ese parentesco no dará resultados en automático, ni capacidad para emitir recomendaciones, ya que hoy vale más la línea política que el respeto a la memoria de un gran legado.