Clima
25ºC
11 abril 2025
Tzinti Ramírez
Tzinti Ramírez
Internacionalista y maestra en Historia y Política Internacional por el Graduate Institute of International and Development Studies (IHEID) en Ginebra, Suiza. Investigadora invitada en el Gender and Feminist Theory Research Group y en el CEDAR Center for Elections, Democracy, Accountability and Representation de la Universidad de Birmingham, en Reino Unido. Miembro de la Red de Politólogas.

El voto cruzado en las elecciones estadunidenses: algunas lecciones para el Partido Demócrata

27 noviembre 2024
|
05:00
Actualizada
07:07

Los resultados de las elecciones de 2024 en Estados Unidos pusieron de manifiesto el fenómeno del voto cruzado –cross over vote- entre una parte del electorado estadunidense, fenómeno que refleja complejidades y tensiones dentro de la lógica electoral de algunos ciudadanos. En estados como Michigan y Minnesota, las congresistas demócratas Rashida Tlaib e Ilhan Omar arrasaron en sus reelecciones al Congreso, mientras que los resultados de la elección presidencial nos cuentan una historia diferente.

Tlaib, representante del Distrito 12 de Michigan, obtuvo el 77% de los votos, superando al republicano James Hooper, quien apenas alcanzó el 19.4% de los votos. Por su parte, Ilhan Omar, alcanzó el 75.2% de la votación en el Distrito 5 de Minnesota, también arrasando a sus rivales republicanos. Sin embargo, en la contienda presidencial, los resultados en estos estados fueron mucho menos contundentes. En Michigan, el republicano Donald Trump obtuvo una victoria ajustada con 2,795,208 votos frente a los 2,713,884 de la demócrata Kamala Harris. En el caso de Minnesota, Harris logró el triunfo, pero su margen de victoria fue significativamente menor al de Biden en 2020, quien superó a Trump por 7 puntos. En esta elección, Trump revirtió la tendencia en condados clave como Carlton, Blue Earth, Nicollet y Winona, que habían votado demócrata anteriormente. Es particular el caso de Carlton, que no había respaldado a un republicano desde 1928.

Estos resultados reflejan un fenómeno de voto cruzado, donde el electorado respaldó de manera abrumadora a figuras progresistas como Tlaib y Omar en las elecciones locales, pero optó por Trump en la contienda presidencial o al menos redujo significativamente el margen de apoyo a la demócrata Harris. Este comportamiento subraya divisiones patentes en el electorado, además de poner en evidencia los desafíos enfrentados por el Partido Demócrata para mantener su base y además de la creciente necesidad de reconectar con las preocupaciones específicas de los votantes en cada región.

Si bien el voto cruzado en Estados Unidos no es nuevo, en estas elecciones destacan las razones que terminaron por impulsarlo. La administración Biden-Harris parece no haber logrado movilizar lo suficiente a un sector de la base demócrata descontenta, especialmente en torno a temas de política exterior, economía y derechos civiles. La postura de Harris sobre el conflicto en Gaza fue particularmente divisiva. Tanto Rashida Tlaib e Ilhan Omar, congresistas demócratas y miembros del grupo progresista conocido como “The Squad”, han sido críticas vocales de la política de la administración Biden-Harris hacia Israel, especialmente en relación con la ofensiva en Gaza. Tlaib, la única congresista de origen palestino, ha calificado las acciones de Israel en Gaza como genocidio y ha acusado a la administración de ser cómplice de crímenes de guerra. Por su parte, Omar ha denunciado la respuesta militar de Israel y ha instado a la administración a reconsiderar su apoyo incondicional al gobierno israelí.

Estas posturas llevaron a ambas congresistas a distanciarse de la candidatura presidencial de Kamala Harris. Tlaib, en particular, se negó a respaldar a Harris, citando su descontento con la administración. Este rechazo reflejó una fractura dentro del Partido Demócrata, donde las voces progresistas –minoritarias- exigen una política exterior más crítica hacia Israel y alineada con los derechos humanos.

En contraste, Harris mantuyo el apoyo a Israel, evitando condenar sus acciones en Gaza, lo que generó alienación en comunidades clave, como la árabe-estadounidense en Michigan, que alberga una de las mayores poblaciones musulmanas del país como ya mencionábamos en este espacio en una columa anterior. Esta desconexión entre la postura de la administración y las preocupaciones de estas comunidades contribuyeron sin duda al fenómeno de voto cruzado donde los electores apoyaron a candidatos progresistas en elecciones locales, pero optaron por el candidato republicano o un tercero en la presidencial.

Por otra parte, Alexandria Ocasio-Cortez, también miembro prominente de The Squad y reelegida por Nueva York, preguntó en su cuenta de Instagram las razones de los votantes que combinaron el apoyo a su candidatura con un voto por Donald Trump en la elección presidencial. Las respuestas ofrecen testimonios –al menos a nivel anecdótico- reveladores. “Voté por Trump y por tí, no por la genocida Harris” o “los demócratas se han convertido en el partido que apoya la guerra”, son algunas de las respuestas. Aunque estas afirmaciones simplifican una narrativa compleja, son indicativas de una percepción creciente: Los demócratas, para muchos, han perdido la conexión con las demandas locales y diluyeron su postura sobre política social o migración además de decidir jugarse la elección aliándose a conocidas figuras neoconservadoras como Liz Cheney, exrepresentante republicana conocida por su postura a favor de intervenciones militares en el extranjero. Para muchos votantes, especialmente progresistas y comunidades afectadas por las políticas exteriores de Estados Unidos, esta alianza simbolizó una traición a los principios demócratas de base.

El respaldo de Cheney a Kamala Harris fue interpretado como un gesto estratégico para captar a los votantes moderados, pero alienó a sectores que esperaban una postura más crítica hacia las intervenciones militares y los conflictos internacionales. Esta decisión reforzó la percepción de que el Partido Demócrata, lejos de distanciarse de las políticas bélicas asociadas a figuras como Dick Cheney (padre de Liz y arquitecto de la guerra en Irak), estaba dispuesto a abrazar a viejos aliados del “establishment” conservador. Este descontento alimentó también el voto cruzado y consolidó la narrativa de que los demócratas han perdido de vista las demandas progresistas y las necesidades de las comunidades más vulnerables.

El voto cruzado también tiene raíces económicas y culturales. Otros votantes de la neoyorquina Alexandria Ocasio-Cortez destacaron su rechazo a Harris por considerar que carecía de un plan claro en economía: “Habló más de derechos que de la economía, y cuando lo hizo, no tenía un plan”, comentaba una votante ante la pregunta en la red social de Meta. Esta percepción de desconexión entre las prioridades nacionales y locales ayudó a figuras progresistas como Omar, Tlaib y AOC a mantener el apoyo de sus bases, mientras que la candidatura presidencial demócrata sufría las consecuencias de una narrativa confusa y de la negativa de desmarcarse de la conducción política y económica de Biden.

Estas elecciones dejaron en evidencia un rechazo generalizado a la manera usual de hacer política en EE.UU. que puede entenderse desde diversos ángulos. Donald Trump capitalizó este sentimiento con un discurso populista de derecha que presentó la guerra como algo “inconveniente” que debía evitarse, una posición que resonó entre votantes desilusionados con la política económica y exterior demócrata. Al mismo tiempo, progresistas como Tlaib y Omar retuvieron sus escaños gracias a su conexión con las comunidades que representan y a un mensaje crítico hacia el status quo del partido.

El voto cruzado, las fracturas internas y el desencanto de sectores clave son síntomas de un problema estructural de larga duración dentro del Partido Demócrata. En su intento de consolidar alianzas con sectores moderados y antiguos republicanos neoconservadores, los demócratas se han desplazado tanto hacia el centro en algunos temas y tanto hacia la derecha en otros –como migración- , que en ocasiones resultan indistinguibles del Partido Republicano de hace solo unos años.

Este alejamiento de una parte de su base —comunidades marginadas, progresistas críticos y jóvenes educados— evidencia su incapacidad para adaptarse a las demandas de un electorado diverso y con una conciencia política bastante desarrollada. De continuar diluyendo su ideario, el Partido Demócrata contribuirá a reforzar una creciente percepción: El bipartidismo tradicional en Estados Unidos está perdiendo legitimidad ante capas del electorado que buscan alternativas reales.

*Las opiniones y contenidos en este texto son responsabilidad total del autor y no de este medio de comunicación.
Logo Quiero Tv
Canal de televisión que trasmite contenidos de noticias, deportes y entretenimiento por sistemas de paga desde 1994 y ahora por señal abierta en el canal 10.1 para el Área Metropolitana de Guadalajara.
Redireccion a facebook Quiero Tv
Redireccion a X Quiero Tv
Redireccion a instagram Quiero Tv
Redireccion a youtube Quiero Tv