Hablar de la época de oro de cine mexicano es hablar de iconos y leyendas que pusieron su rostro a esta espléndida etapa para nuestro país, siendo una de ellas Silvia Pinal.
La figura del cine y la televisión mexicana que cautivó a miles con su belleza y talento histriónico al blanco y negro, es considerada de manera nacional e internacional como una gran diva, la última en nuestro país como fue nombrada hasta su último día.
Su carrera e historia, resignifican también a la cultura mexicana llevando consigo el papel de la mujer entre sus protagónicos.
Los personajes que asumía Silvia Pinal se caracterizaban por ser complejos, dando vida a prostitutas o mujeres que se veían envueltas en relaciones extramaritales, algo revolucionario para la época y que enalteció a Silvia Pinal no solamente como una de las actrices más importantes de su generación, sino como una mujer desafiante a dicha etapa sociocultural.
Con su debut en la actuación en el año 1949, y siendo musa del reconocido director Luis Buñuel, Silvia Pinal deja un legado imborrable para el entretenimiento mexicano.
Hablar de la talla de Silvia Pinal es no encontrar referente o comparativa que esté a su altura, una dama de la época de Pedro Infante, Mario Moreno “Cantinflas” y Germán Valdés “Tin tan” que a la actualidad trascendió en cada ámbito cultural, político y social que tocó.
Con un historial de más de 100 películas y uno de los programas más famosos en la historia de la televisión mexicana, Silvia Pinal, también considerada matriarca de una de las dinastías más importantes del mundo del espectáculo nos deja su legado sellado con más de 75 años de trayectoria.
Con el encanto a blanco y negro, el carisma y la característica mirada de la diva, Silvia Pinal manera de leyenda se despide dejándonos el cine mexicano personificado.
Hasta pronto, última diva.