La última película de Luca Guadagnino, QUEER, ha cautivado a la crítica con su exuberancia visual, una trama llena de deseo y su tratamiento audaz de temas como el amor, la identidad y el anhelo. Basada en la novela homónima de William S. Burroughs, publicada póstumamente en 1985, la película traslada a la pantalla grande el espíritu inconfundible de la obra literaria, a la vez que introduce la particular sensibilidad del director italiano, conocido por su magistral manejo de las emociones humanas y la belleza estética en sus películas anteriores como Llámame por tu nombre y Desafiantes.
QUEER está ambientada en la Ciudad de México de 1950, donde sigue a William Lee (interpretado por Daniel Craig), un expatriado estadounidense que vive en la soledad de la capital mexicana. La vida de William, marcada por la desilusión y la falta de conexiones profundas, cambiará cuando conozca a Eugene Allerton (Drew Starkey), un joven exsoldado también expatriado. A partir de su encuentro, nace una relación llena de tensión sexual, deseo reprimido y, sobre todo, una búsqueda por algo más allá de la mera existencia cotidiana. En la adaptación de Guadagnino, la sensualidad y el deseo se entrelazan en una trama de desarraigo y búsqueda de identidad.
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La película es también un homenaje personal de Guadagnino a Burroughs, cuyo libro se convirtió en una obra de culto, pero nunca fue completado por el autor. El director había leído la novela cuando tenía apenas 17 años, y la historia dejó una profunda impresión en él. En abril de 2022, mientras trabajaba en su película Challengers (2024), Guadagnino le mencionó a su guionista, Justin Kuritzkes, el deseo de adaptar Queer al cine. En cuestión de meses, Kuritzkes comenzó a trabajar en el guion, que fue enriquecido con consultas al erudito de Burroughs, Oliver Harris, para asegurar que el final de la película fuera coherente con la visión original del autor.
El resultado es una obra fascinante que, según Guadagnino, representa su película más personal hasta la fecha. La historia, cargada de escenas de sexo explícito y temas subversivos, rinde homenaje al cine clásico de los estudios británicos Powell y Pressburger, particularmente a Las zapatillas rojas (1948), a la que Guadagnino considera una de sus grandes influencias. El director asegura que tanto la intensidad de las emociones como las escenas de sexo en QUEER podrían haber sido apreciadas por los realizadores británicos, dada la carga emocional y visual de las secuencias.
La película también destaca por su impecable diseño de producción, con una fotografía que captura la belleza opresiva de la Ciudad de México de los años 50, los suntuosos vestuarios de Jonathan Anderson y la música envolvente de Trent Reznor y Atticus Ross, cuya atmósfera sonora acentúa la profundidad emocional de los personajes.
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La crítica, en su mayoría, ha respondido de manera positiva a la película. En el sitio de reseñas Rotten Tomatoes, QUEER ostenta un índice de aprobación del 77%, basado en las valoraciones de 70 críticos, con una calificación promedio de 7,2 sobre 10. El consenso señala que la película es “una destilación fantasmagórica de las preocupaciones de William S. Burroughs que es a la vez serpenteante y vital”. Además, Metacritic le otorga una puntuación de 72 sobre 100, lo que refleja una respuesta “generalmente favorable” por parte de los críticos.
QUEER ya se perfila como una de las películas más relevantes del año, no solo por su valentía artística, sino también por la profundidad con la que trata temas de sexualidad, deseo y la necesidad humana de conexión. Con una dirección excepcional, actuaciones memorables y un tratamiento innovador de la obra de Burroughs, Luca Guadagnino logra una adaptación que no deja indiferente a nadie.