Uno de los conflictos políticos más sonoros del fin de año es el que se generó entre dos de los líderes más visibles de Morena: Adán Augusto López y Ricardo Monreal Ávila. El asunto supera por mucho el ámbito de su influencia, en las cámaras de Senadores y de Diputados, respectivamente. El choque entre ellos, ya lo dijimos antes aquí, golpea de frente al proyecto y al gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo.
El conflicto entre estos dos personajes (y obvio, los grupos que encabezan y se extienden por varios estados del país), encendió las alarmas y movilizó a la presidenta nacional de Morena, Luisa María Alcalde, que en los últimos dos días ha estado en un “carrusel” de entrevistas en diferentes medios de comunicación, para llamar a la unidad a pesar de las diferencias.
De hecho, el Comité Nacional ha estado llamando a sus dirigentes de todo el país a presentarse en Ciudad de México donde se está subrayando este mensaje y pide eliminar toda difusión de los conflictos internos.
Jalisco, naturalmente, no es la excepción. La presidenta del partido en el Estado, Erika Pérez García, también ha sido llamada por la dirigencia nacional de Morena.
Mención aparte merece el caso de Jalisco.
A pesar de que la marca “Morena” ha crecido considerablemente, en parte por la popularidad de Andrés Manuel López Obrador y de la misma Claudia Sheinbaum, y también debido al natural desgaste político del Partido Movimiento Ciudadano, no ha surgido un liderazgo que aglutine a todas las corrientes internas.
La división ha sido una constante en el morenismo y en días recientes, a una semana de haber asumido como presidenta del partido, Erika Pérez ya encabezó una movilización para expulsar a dos diputados del bloque, Brenda Carrera, de Morena; y Sergio Miguel Martín Castellanos, del Partido del Trabajo, por haber votado a favor del refinanciamiento de la deuda pública de Jalisco.
Una mala señal, sin duda, que combinada con el conflicto Monreal – Adán Augusto, y las crisis de violencia en Sinaloa, Michoacán y Tabasco, entre otros estados, general graves perjuicios para la administración federal de Claudia Sheinbaum.
Al final, es evidente que Morena transita más por una ruta de división por varias razones.
a) El liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum es socavado por la acción permanente del ex presidente López Obrador y los varios “jefes” que atienden más sus instrucciones que las de la presidenta.
b) Es natural que desde ahora, estén todos avocados más a la actividad político-electoral de 2027 y 2030, que a la tarea de hacer gobierno.
c) El proyecto de la “cuarta transformación” no ha superado todavía la línea principal de los programas sociales. Pero entregar recursos económicos a los grupos más desfavorecidos no ha provocado la presumida transformación.
d) Es inviable aglutinar en un solo movimiento político a los retazos y grupos que se han unido a Morena provenientes del PRI, el PAN, el PRD y numerosos movimientos políticos que sólo aspiran a ocupar espacios de poder.