Es hoy. Este jueves la Policía Vial de Jalisco comienza a multar a los conductores de vehículos con portaplacas o cualquier otro aditamento que obstruya la visibilidad de las matrículas vehiculares, las placas de identificación.
Según dijo el gobernador Pablo Lemus, lo que se busca es sancionar a los automovilistas que bloquean la visibilidad de la matrícula para que esta no pueda captarse por medio de las cámaras de fotoinfracción. No es nueva regla, ya se incluía en la Ley de Movilidad reformada el sexenio pasado, pero por alguna razón –seguro para evitar costos políticos y efectos electorales– no la hacían valer.
Es el artículo 374 de la Ley donde especifican una sanción de entre 150 y 200 veces el valor de la Unidad de Medida y Actualización (UMA) por “circular con placas ocultas totalmente o parcialmente con cualquier objeto o material que impida la plena identificación de los números de placa”; convertido en dinero significa un monto que va de los 16 mil 285 a los 21 mil 600 pesos.
Y sí, habrá quien colocó algún aditamento no con el fin de burlar las cámaras en vialidades, sino más bien por mero sentido ornamental o estético; un marco con diseño que busque ser reflejo de la personalidad de quien maneja el auto; algún personaje de moda o color que vaya a juego con demás parafernalias elegidas al mero gusto.
La cosa es que la Ley no admite excusas, pero sí interpretaciones, y por ello tendrán que ir pensando en algún remiendo legislativo porque lo que especifica es sobre la visibilidad de la configuración alfanumérica, ¿y que hay de todo lo demás?, ¿será que cubrir un pequeño espacio sin ningún medio de identificación también me llevará a ser multado?, ¿los códigos QR que se incorporan en el nuevo diseño también deben quedar descubiertos, aunque no los mencione la ley?
Mientras que especifican, el conductor del auto pudiera “jugarle al vivo” o entrar en discusión con el o la policía vial que le detecte, con todo y la inversión de tiempo para ello; tampoco hay que pensarle mucho para saber que otra posibilidad es que la elevada sanción pudiera convertirse en argumento para la muy practicada mordida de $200, $500 o más.
Creo que es cuestión de decidir qué resulta más importante. Por un lado, el derecho a la libre expresión –por así llamarlo– para adornar como mejor parezca algo que se posee; pero por el otro, ese sentido estético podría traer un alto costo social al abonar a o acrecentar la impunidad al evitarse la localización de un auto implicado en la comisión de algún delito.
Me parece que la opción más sencilla es el uso de un simple destornillador para retirar el “marquito” que puede que su vehículo porte y usted ni se ha dado cuenta porque así se lo vendieron con todo y el logotipo de la agencia para –claro está– fines publicitarios.