Tenacidad

Quiero platicarles lo que me sucedió el jueves de la semana pasada. Acudí al supermercado al que en ocasiones voy a realizar mis compras.

Inicié mi recorrido por la tienda en el carrito eléctrico que te prestan para asistir a personas con movilidad restringida. Sin mayor contratiempo, pude realizar mis compras con el apoyo de otros clientes que amablemente me acercaron algunos productos que quería comprar y que, por ir sentada en la silla, no alcanzaba.

Este tipo de apoyo cada vez es más común; también yo he aprendido a solicitar colaboración porque debo reconocer que hay cosas que no puedo hacer si no consigo ayuda.

Terminé las compras y me dirigí hacia la puerta de salida, donde el guardia de seguridad me indicó que la nueva política marca que ya no pueden sacarse los carritos eléctricos fuera de la tienda.

Es una medida que puede complicarnos finalizar nuestras compras cuando vamos solos. Por otra parte, es comprensible, porque esa medida puede hacer que las sillas eléctricas se maltraten menos o sean robadas y así aseguran que sólo las usen las personas que realmente las requieren.

El guardia me ayudó a pasar todo a un carrito convencional e intenté moverlo para ir hacia la banqueta. Era notoria la dificultad que esa tarea implicaba, así que un joven que venía atrás de mí se ofreció a mover el carrito hasta la banqueta e incluso ayudarme a subir las cosas al coche.

Les cuento toda esta historia para ponerlos en contexto sobre lo que realmente fue importante: la trascendencia de que los medios de comunicación trasmitan mensajes positivos y ayuden a crear una cultura incluyente.

Me explico: al encaminarme por la banqueta hacia el coche, me crucé con una señora que entraría a la tienda, cruzó mirada conmigo y siguió a la tienda, pero entonces, se regresó y me dice: eres Marcela Páramo. Respondí que sí, y me llamó la atención que supiera mi nombre. Ella me comentó que no teníamos el gusto de conocernos, pero que había escuchado una entrevista de radio que había yo tenido el día anterior, y que atrajo su atención todo lo que yo había comentado en la entrevista; eso la motivó a buscarme en redes sociales y así se dio cuenta del trabajo que he realizado para fomentar la inclusión.

De toda esta historia hay varias cosas que me dan mucho gusto. Ver que ante situaciones que pueden ser complicadas para alguien con discapacidad, las personas ofrecen cooperar; el joven que venía atrás de mí y que vio la dificultad que implicaba empujar el carrito convencional, y por otro lado saber cómo se crea conciencia a través de llevar una, y otra, y otra, y otra vez el mensaje de la inclusión y el respeto a los derechos de las personas con discapacidad.

Los medios de comunicación son una importantísima pieza en esta gran labor para extender el mensaje de Inclusión y sumarse hasta conseguir el cambio social de ser más incluyentes.

Deseo y confío que acciones como las que se dieron ese jueves hacia mi persona, se repliquen con muchísimas personas más que vivimos esta condición; demuestran empatía e interés en apoyar a las personas con discapacidad.

Insisto: somos tres colectivos los que debemos hacer que cada día avancemos con paso firme para ser una sociedad incluyente. debemos estar y trabajar unidos, gobierno, sociedad y personas que vivimos esta condición. Cada acción cuenta y suma para conseguir nuestro propósito. No debemos desistir.

Termino con un refrán, que refleja la sabiduría popular: “Una gota de agua rompe una piedra no por su fuerza, sino por su constancia”.

* Espero leer tus comentarios para saber si tu piensas como yo, que la perseverancia nos permitirá tener una sociedad verdaderamente incluyente.