Si hay alguien de quien vamos a hablar mucho (en serio, mucho) las próximas semanas en México, es Donald Trump.
El próximo presidente de Estados Unidos asume su cargo por segunda ocasión el próximo lunes, y ya roba titulares desde hace semanas, más las que vienen. No hay duda de que Trump será como el hombre que grita ¡Ya llegueeeeeeeeeé!, cuando entra al cine, y lo mismo recibirá aplausos que mentadas con sus ocurrencias.
Nada debe sorprendernos con el próximo presidente estadounidense. El empresario devenido en político quiere dejar su huella no solo en la historia de su América, sino que planea hacerlo también en todo el planeta, y lo hace sabiendo que sólo tiene cuatro años para lograrlo, porque no hay posibilidad de un tercer mandato para él.
En México deberemos tener calma, prudencia, y algo de ausencia con Trump, porque es el vecino que querrá quedarse con nuestro jardín para que su casa se vea más bonita.
Lo que necesitamos de parte del gobierno federal que encabeza Claudia Sheinbaum es primero sangre fría, y luego un equipo de expertos que logre desactivar las amenazas que ha lanzado y lanzará contra nuestro país.
Apuesto doble contra sencillo a que el gobierno de la 4T, y además grupos empresariales mexicanos, cada uno por su lado, ya tienen armados sus “cuartos de guerra” para manejar lo que pudiera ser una crisis política y comercial entre ambos países.
Los ciudadanos comunes, por nuestra parte, tendremos que evitar sensacionalismos o alarmismos ante lo que digan o hagan Trump y sus funcionarios. Necesitamos unidad y un voto de confianza hacia nuestro gobierno y empresarios, aunque eso puede ser difícil para muchos.
Lo que venga deberá fortalecernos como país. Y si eso que venga resultan ser simples amenazas y pocas acciones, mejor aún.
Vamos a hablar mucho de Trump en las próximas semanas. Trabajemos para que esa conversación interna no termine en griterío.