Malo es un choque de trenes. Más malo resulta si esos trenes son México y Estados Unidos. Lo que ocurre desde el pasado lunes es el aviso de que un choque de esa naturaleza puede darse a muy alta velocidad, y las consecuencias serían desastrosas para todos.
Siguiendo con el símil de los trenes, lo que existe hoy es la alerta de que los dos convoyes avanzan en la misma vía, pero en direcciones contrarias y con riesgo evidente de una colisión. Ahora bien: los multicitados trenes corren a diferente velocidad y ambos conductores están enterados del problema. Y como no hay posibilidades de que se cambie de vía, más vale que los maquinistas y los controladores ferroviarios se pongan a trabajar para que ambos conductores aminoren la velocidad y así evitar un encontronazo catastrófico.
Donald Trump puede decir que va derecho y no se quita, pero la presidenta Sheinbaum tampoco puede cambiar de rumbo, pero lo más importante es que haya una negociación.
La cara visible del conflicto es la de los mandatarios (ella y él) diciendo que cada uno tiene el derecho de paso. Pero atrás de ellos se debe establecer un importante cabildeo entre los equipos de trabajo para lograr un acuerdo que si bien no deje satisfechos a todos, al menos no haya tantos daños.
Sheinbaum y Trump tienen a sus funcionarios para negociar, pero estoy seguro de que también se sumarán empresarios ya sea en vía cámaras o en lo particular. Y universitarios y académicos. Y expertos. Y también negociadores profesionales, que los hay, quienes en estos momentos ya analizan acuerdos comerciales, migratorios, de seguridad y hasta de nombramiento de golfos.
Pasarán días, semanas o incluso meses, pero la meta de todos (en ambos países) es o debería ser que se encuentren puntos medios para desacelerar los conflictos. Si se quiere, se podrá disminuir la velocidad de ambos trenes para dar tiempo a colocar vías de escape, o bifurcaciones, lo que sea necesario para evitar ese choque frontal tan anunciado.
Será cuestión de confiar en los expertos y de cruzar los dedos para que los conductores, los presidentes, estén de acuerdo en las propuestas de solución.