Donald Trump abre otro centro para detener a migrantes

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado un controvertido plan para aumentar la capacidad de detención de migrantes ilegales, ordenando la reapertura de las instalaciones en la Bahía de Guantánamo, Cuba, como centro de detención para hasta 30,000 personas. El anuncio se produjo el mismo día en que firmó la Ley Laken Riley, una nueva legislación que le otorga mayores poderes a las autoridades federales para detener y deportar a migrantes acusados de delitos, incluso antes de que sean condenados.

El presidente Trump firmó la Ley Laken Riley el miércoles, la cual lleva el nombre de Laken Riley, una joven estudiante de enfermería de Georgia de 22 años asesinada el año pasado por un hombre venezolano que residía en Estados Unidos de forma ilegal. Durante la firma, Trump recordó a Riley como “un faro de calidez y amabilidad” y destacó que la ley era un homenaje a su memoria. La legislación, que recibió apoyo tanto republicano como de algunos demócratas, permite la detención y deportación de migrantes ilegales acusados de delitos violentos, como el robo o agresiones a agentes de policía, incluso sin una condena judicial definitiva.

TE PUEDE INTERESAR: Meta acepta pagar 25 mdd a Trump por suspensión de sus cuentas

En su discurso, Trump aseguró que los migrantes más peligrosos serían enviados a Guantánamo, un centro que, según él, “es un lugar difícil de salir”. El presidente afirmó que las nuevas medidas permitirían duplicar la capacidad de detención de Estados Unidos, y detalló que las instalaciones de Guantánamo tienen capacidad para 30,000 personas. Para gestionar esta expansión, Trump indicó que la Secretaría de Seguridad Nacional estaría buscando financiación en los próximos presupuestos del Congreso, y que el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) sería el encargado de administrar las nuevas instalaciones.

El presidente también señaló que esta medida responde a la preocupación de que algunos de los migrantes deportados podrían regresar a Estados Unidos, por lo que las autoridades federales preferirían enviarlos a Cuba, donde el gobierno de Estados Unidos tiene una base militar arrendada desde hace más de un siglo. Este anuncio ha generado gran polémica, especialmente en Cuba, donde el presidente Miguel Díaz-Canel calificó la decisión de “acto de brutalidad”. Además, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, condenó el uso de Guantánamo para estos fines, alegando que refleja un desprecio por los derechos humanos.

LEER MÁS SOBRE: Madonna se lanza contra Donald Trump por atacar a comunidad LGBT

El plan de Trump ha sido cuestionado por defensores de los derechos humanos, que temen que la ley dé pie a detenciones masivas e indiscriminadas, incluso de personas acusadas de delitos menores. Naureen Shah, de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), afirmó que la nueva legislación podría resultar en una “deportación masiva” y en la detención indefinida de personas sin una condena judicial formal.

Los críticos argumentan que esta medida no solo es inconstitucional, sino que podría generar caos y crueldad, sin realmente abordar las raíces del crimen o reformar el sistema migratorio. Por otro lado, algunos legisladores republicanos celebraron la ley como un paso necesario para garantizar la seguridad nacional y frenar la inmigración ilegal, mientras que algunos demócratas, como el senador John Fetterman, también apoyaron la iniciativa.

En respuesta a la medida, la secretaría de Seguridad Nacional, Kristi Noem, mencionó que el gobierno de Trump “está construyendo” las nuevas instalaciones de detención en Guantánamo, aunque aún no está claro cómo se llevará a cabo la implementación de esta expansión.

Mientras tanto, la controversia sobre el uso de Guantánamo para estos fines podría intensificar las tensiones políticas y diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, y marcar un nuevo capítulo en la confrontación entre los derechos de los migrantes y las políticas de inmigración restrictivas impulsadas por el gobierno de Trump.