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18 abril 2025
Tzinti Ramírez
Tzinti Ramírez
Internacionalista y maestra en Historia y Política Internacional por el Graduate Institute of International and Development Studies (IHEID) en Ginebra, Suiza. Investigadora invitada en el Gender and Feminist Theory Research Group y en el CEDAR Center for Elections, Democracy, Accountability and Representation de la Universidad de Birmingham, en Reino Unido. Miembro de la Red de Politólogas.

¿Hispanos o Latinos? Identidad, resistencia y significado político

6 febrero 2025
|
13:57
Actualizada
13:57

El 3 de febrero de 2025, diversas organizaciones convocaron la protesta “Un Día Sin Inmigrantes” en Estados Unidos. Negocios con puertas cerradas, trabajadores que no asistieron a sus empleos y miles de familias que decidieron mantener a sus hijos lejos de las aulas. Además de un acto altamente simbólico, se trató de un recordatorio digno del papel fundamental que desempeña la comunidad latina en la economía y la vida cotidiana del país de las barras y las estrellas. La protesta fue una respuesta directa a la política de deportaciones masivas y otros ataques contra la comunidad migrante impulsados por la recién inaugurada administración Trump, cuyo sello distintivo ha sido, hasta ahora, un enfoque selectivo y profundamente discriminatorio que, aunque en el papel pretende dirigirse a todos los inmigrantes indocumentados, en la práctica aplica su rigor de forma desproporcionada sobre personas de origen latinoamericano.

Aunque estas políticas se presentan como medidas para supuestamente garantizar la seguridad nacional, la realidad es que hacen uso político de un sesgo racial prevalente. Mientras millones de inmigrantes latinoamericanos enfrentan la amenaza constante de la deportación, decenas de miles de inmigrantes indocumentados de Europa y Australia residen en Estados Unidos sin el mismo nivel de escrutinio ni persecución. La selectividad no es casual: la migración se convierte en un “problema” sólo cuando quienes cruzan las fronteras son personas racializadas. Por eso las protestas del pasado 3 de febrero, no solo fueron una reacción política organizada, sino también un acto de afirmación identitaria.

¿Hispanos o Latinos? El significado es político

Durante su última campaña presidencial, Donald Trump preguntó en un mitin que llevó a cabo el 31 de octubre de 2024 en Albuquerque, Nuevo México, si la audiencia prefería que les llamasen “hispanos” o “latinos”, ¿hispanics or latinos?, fue la pregunta. Aunque formulada con ligereza, la pregunta es de una profundidad política que quizá en México y otros países no logramos aprehender en su totalidad. No es una cuestión de etiquetas, tampoco es un mero asunto lingüístico, lo que está en juego es una disputa por el significado y uso político de cada uno de esos términos.

El término “hispano” tiene sus raíces en el latín Hispanicus, utilizado por los romanos para referirse a la Península Ibérica, conocida entonces como Hispania.
Más tarde, en el contexto del Imperio Español, el sistema de castas reflejaba y reforzaba una jerarquía racial y cultural que privilegiaba a los españoles y sus descendientes directos, mientras subordinaba y marginaba a las poblaciones indígenas, africanas y a los mestizajes resultantes. Las clasificaciones del sistema de castas no solo determinaban el estatus social, sino que también regulaban aspectos económicos y fiscales, y condicionaban el reconocimiento social. La categorización “hispano” se asociaba principalmente con la élite colonial, consolidando una identidad imperial que enfatizaba la supremacía de la herencia europea y minimizaba las contribuciones y culturas de otros grupos étnicos.

Ya para el siglo XIX, en Estados Unidos, “hispano” se utilizaba para describir a las personas descendientes de españoles que se asentaron en el Suroeste antes de la anexión estadunidense de aquellos territorios. Hasta el siglo XX, “hispano” continuaba empleándose principalmente para referirse a elementos relacionados con la antigua España. Fue en la década de 1970 cuando bajo el gobierno de Richard Nixon, empezó a utilizarse oficialmente en las políticas públicas y en los censos como una categoría para clasificar a la creciente población de origen latinoamericano. Como señala Alcoff (2005) (1), dicha clasificación ha sido criticada por actuar como una forma de neutralizar la dimensión política de la identidad latinoamericana, integrándola en un marco más cómodo para las narrativas dominantes en Estados Unidos al despolitizar las identidades de los migrantes y desvincularlas de sus historias de resistencia contra el colonialismo y la opresión.

En esencia, el término “hispano”, lejos de indicar un mero atributo lingüístico o un lazo cultural con España, opera como un filtro que invisibiliza las raíces indígenas y africanas de América Latina, destacando únicamente en su lugar el vínculo con la herencia europea y desdibujando la memoria de la resistencia contra el colonialismo español. Se trata de un acto simbólico que minimiza siglos de resistencia y reconfigura la historia desde una perspectiva colonial.

Por otro lado, el término “latino”, abreviatura de latinoamericano, si bien se refiere en sentido formal a personas originarias de América Latina, incluyendo a países no hispanohablantes como Brasil, tiene un origen y significado político aún más profundo. Surgió en el siglo XIX en el marco de los procesos de independencia de las antiguas colonias españolas, cuando intelectuales y líderes políticos buscaban articular una identidad regional que diferenciara a América Latina del mundo anglosajón y que subrayara su herencia cultural común frente a las potencias imperiales emergentes, como Estados Unidos. El pensador chileno Francisco Bilbao utilizó por primera vez la expresión “América Latina” en 1856, con el objetivo de enfatizar una identidad basada no solo en el idioma, sino también en una historia compartida de resistencia antiimperialista.

Este carácter político del término “latino” se intensificó durante la Guerra Fría, cuando se convirtió en un emblema de lucha contra la injerencia de Estados Unidos en América Latina. Figuras como Fidel Castro y el Che Guevara lo utilizaron para construir un discurso de solidaridad continental frente al imperialismo, y movimientos revolucionarios como el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en Nicaragua lo adoptaron como símbolo de resistencia. En este contexto, “latino” no es solo una categoría geográfica, étnica o lingüística, sino un acto de afirmación altamente político que reconoce la diversidad de la región y su historia común de luchas por la soberanía y la autodeterminación.
A diferencia de “hispano”, que tiende a encajar dentro de una narrativa que suaviza o ignora las cicatrices del colonialismo, “latino” mantiene viva la memoria de esas luchas. Es un término que, en lugar de neutralizar, reclama una historia: la de los pueblos que son más que la herencia de sus colonizadores y que además siguen resistiendo, ahora desde nuevas trincheras y en contextos tan diversos como el de la migración en Estados Unidos.

Economía, racismo y resistencia

Como sabemos, la comunidad latina es un pilar de la economía estadunidense. Según un informe de 2024 elaborado por el Centro para el Estudio de la Salud y la Cultura Latina de UCLA y el Centro de Investigación y Pronóstico Económico de la Universidad Luterana de California, la producción económica de los latinos en Estados Unidos alcanzó los 3.7 billones de dólares en 2022. Esta cifra situaría a la comunidad latina como la quinta economía más grande del mundo si se tratara de un país independiente. Este impresionante crecimiento se debe, en gran parte, a su participación en sectores clave como la manufactura, el comercio minorista, la construcción y los servicios. Además, los latinos representan alrededor del 19.2 % de la población del país y han contribuido con el 41.4 % del crecimiento del PIB real de Estados Unidos desde 2019, lo que refleja su papel fundamental en la economía nacional. Incluso, según cita el mismo informe durante en el periodo de 2019 a 2022 atravesado por la pandemia de Covid-19, el llamado “PIB latino” de los Estados Unidos creció más rápido que el PIB de cualquiera de las 10 principales economías del mundo, incluidas China e India. En realidad, el PIB latino de Estados Unidos ha sido el tercero con mayor rapidez en crecimiento general desde 2010 (2). Sin embargo, la administración Trump ha decidido introducir medidas como la “expulsión inmediata” una política que facilita la deportación sin el debido proceso legal. La ironía es evidente: un país que goza económicamente de una población, ahora la persigue y estigmatiza. La disparidad es aún más alarmante si consideramos que el escrutinio se aplica mayormente de forma selectiva. Inmigrantes indocumentados blancos rara vez enfrentan la misma persecución. El problema está lejos de ser la inmigración irregular; el problema es de racismo.

Nombrarse

Las diferencias entre las categorías “hispano” y “latino” están lejos de referirse únicamente a la lengua que se habla o el grupo de países del que se emigró; como hemos visto se trata de un campo de batalla simbólico donde se disputan la memoria, la identidad y la resistencia. Los latinos van acompañados por las calles de Chicago, Los Ángeles o Nueva York, de historias de lucha y solidaridad. Nombrarse latino es resistir y reclamar.
Por cierto, en aquel mitin Trump dijo: “En la Costa Este les gusta que les llamen hispanos, en la Costa Oeste les gusta que les llamen latinos, entonces hagamos una encuesta, así no tengo que gastar 300 mil dólares. Which do you prefer, Latinos or Hispanics?” (3).  La ovación de sus huestes presentes fue para “hispanos”. Al final nombrarse, es disputar los significados.

Para saber más:

(1) Alcoff, L. M. (2005). Latino vs. Hispanic: The politics of ethnic names. Philosophy & Social Criticism, 31(4), 395–407. https://doi.org/10.1177/0191453705052972

(2) Ramos, B. (2024, 24 octubre). El PIB latino de Estados Unidos se dispara a un récord de 3.7 trillones de dólares. UCLA. https://newsroom.ucla.edu/es/releases/el-pib-latino-de-us-se-dispara-a-un-record-de-3-7-trilliones-de-dolares

(3) Forbes Breaking News. (2024, 31 octubre). JUST IN: Trump Live-Polls crowd at Albuquerque Rally Whether they prefer «Hispanics» or «Latinos» [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=sx7kyr3dBoU

*Las opiniones y contenidos en este texto son responsabilidad total del autor y no de este medio de comunicación.
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