Las investigaciones continúan para esclarecer las causas exactas de esta tragedia y evitar que sucesos similares se repitan en el futuro
Las autoridades han recuperado los restos de las 10 personas que fallecieron cuando una avioneta de Bering Air se impactó contra el hielo en el mar de Bering, en el oeste de Alaska. El incidente, que ocurrió el jueves por la tarde mientras la aeronave se desplazaba desde Unalakleet hacia el centro comunitario de Nome, cobró la vida de nueve pasajeros y del piloto, convirtiéndose en uno de los accidentes aéreos más mortales en el estado en 25 años.
El Departamento de Bomberos Voluntarios de Nome anunció a través de su página de Facebook el sábado que “las 10 personas a bordo del avión de Bering Air han sido oficialmente traídas a casa“. Las labores de rescate se vieron presionadas por el inminente avance de una tormenta invernal, que trajo consigo nieve y vientos de hasta 72 km/h, según informó el Servicio Meteorológico Nacional.
Los equipos de rescate se enfrentaron a condiciones extremas al trabajar sobre una banquisa de hielo inestable, la cual se desplaza aproximadamente 8 kilómetros al día. Jennifer Homendy, presidenta de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte, aseguró durante una conferencia de prensa que se está trabajando de manera diligente para determinar las causas del siniestro, con el objetivo de mejorar la seguridad en Alaska y en todo Estados Unidos.
La avioneta, un Cessna Caravan monomotor turbohélice, partió de Unalakleet a las 2:37 de la tarde del jueves. Menos de una hora después, los oficiales perdieron contacto con la aeronave. Datos forenses de radar de la Patrulla Aérea Civil de Estados Unidos indicaron que, alrededor de las 3:18 p.m., el avión experimentó un repentino descenso y pérdida de velocidad, lo que sugiere que ocurrió algún evento imprevisto que llevó a la tragedia. El transmisor de emergencia de la aeronave no envió señales de socorro, lo que dificultó aún más la localización del vehículo.
La Guardia Costera de Estados Unidos, en colaboración con helicópteros de búsqueda, identificó la última ubicación conocida del avión a unos 48 kilómetros al sureste de Nome. Dos nadadores de rescate fueron desplegados para investigar y asegurar los restos, mientras que imágenes proporcionadas por la institución mostraron el fuselaje destrozado y escombros esparcidos sobre el hielo marino.
Entre las víctimas se encontraban Rhone Baumgartner y Kameron Hartvigson, quienes viajaban a Unalakleet para prestar servicio a un sistema vital de recuperación de calor en la planta de agua de la comunidad, según informó el Consorcio de Salud Tribal Nativo de Alaska. El piloto, Chad Antill, de 34 años, también perdió la vida, y los demás fallecidos tenían edades comprendidas entre los 30 y 58 años. El vuelo se realizaba dentro de un itinerario programado, que conecta 32 aldeas en el oeste de Alaska, siendo esencial en una región de vasto territorio y limitada infraestructura.
Este trágico suceso se suma a otros accidentes aéreos ocurridos en Estados Unidos en los últimos días. Bering Air expresó su dolor en un comunicado, destacando que sus pensamientos están con las familias y seres queridos de los afectados, y se ha habilitado una línea telefónica para ofrecer actualizaciones y apoyo emocional a la comunidad.