El Rebaño sumó tres puntos este domingo ante Xolos, pero lo hizo de forma extraña, y me explico: El Guadalajara, en algunos lapsos del partido, fue dominador, se acercó a la portería de Xolos e incluso tuvo algunas oportunidades para irse al frente, concretamente dos pases que le pusieron a Romo los defensas fronterizos y que no se pudieron concretar.
En fin, fueron tantos los errores en la zaga del equipo de Juan Carlos Osorio, que por fin cayeron los goles. El primero de Pulido, a quien dicho sea de paso, le tomó menos de 30 minutos anotar y esto hace que la afición rojiblanca se ilusione una vez más, pues por lo menos el ariete parece que tiene mejor la mira y la pólvora que Hernández Balcázar.
Unos minutos después cayó el segundo, por conducto de Alvarado y ahí los poco más de 20 aficionados que se dieron cita en el estadio creían que verían una fiesta y feria de goles. ¡Qué equivocados estábamos!, pues antes de acabar el primer tiempo Rangel se equivocó y empezó el declive de Chivas.
En la parte complementaria, “El Viejo” Osorio movió su plantel y le dio una lección a Chivas. Entre Mora y Tona se encargaron de alivianar la chamba; Xolos estuvo más cerca del empate que Chivas de volver a calmar las aguas. Eso es lo preocupante: el cuerpo técnico no logra hacer que su equipo mantenga una intensidad, le mueve al dibujo, le mueve a los nombres, le mueve a la estrategia y el Rebaño no camina.
La gota que derramó el vaso y lo que hace que todo lo escrito anteriormente tenga fundamento, son las declaraciones al término del partido donde Alvarado Hernández reconoce que los tenían “muy atrás”. Chivas ganó, pero no convence y este miércoles buscarán no hacer el ridículo otra vez ante el Cibao en la Concachampions, porque donde se consolide ese fracaso, la que se va a armar en Verde Valle.