La autosuficiencia energética es un tema crucial para el desarrollo económico de México. La capacidad de producir suficiente energía es un factor determinante para atraer inversión extranjera, fomentar la instalación de nuevas industrias y, en consecuencia, generar empleo.
Por ello, no es sorpresa que la energía sea una prioridad en el Plan México presentado por la presidenta Claudia Sheinbaum. La urgencia de avanzar en esta materia es tal que en una de las Mañaneras de la semana pasada se presentaron los proyectos que impulsarán la Secretaría de Energía y la Comisión Federal de Electricidad.
Uno de estos va para Jalisco, específicamente en Juanacatlán, municipio dentro del Área Metropolitana de Guadalajara. Ahí se planea la construcción de una planta termoeléctrica, lo que ha generado inconformidad de activistas. Juanacatlán tiene el gran infortunio de convivir diariamente con el Río Santiago, considerado uno de los ríos más contaminados del mundo. La instalación de una planta productora de energía en esa zona podría aumentar la emisión de gases de efecto invernadero y agudizar la crisis ambiental que por décadas han vivido.
Los activistas se preguntan lo más evidente: “¿Por qué si durante tanto tiempo el Gobierno Federal ignoró nuestra existencia, hoy nos voltea a ver sólo para traer un proyecto que generará más contaminación?”.
Mientras, el gobierno de Jalisco ha asegurado que no participa en el proyecto y la titular de la Semarnat ha declarado que no han otorgado el visto bueno para su desarrollo. Se suma la presidenta municipal de Juanacatlán, quien dice que no concederá el cambio de uso de suelo; ella es del Partido del Trabajo, ¿será que no habrá presión siendo el PT uno de los aliados de Morena?
¿Será que el mero anuncio de 7 mil millones de pesos de presupuesto federal para –ahora sí– sanear el Río Santiago pueda cambiar la percepción de los grupos ambientalistas? Yo digo que termoeléctrica y saneamiento deberán de ir junto con pegado, ¿no?