Cuando recordamos la frase: “lo dejaron a su suerte”, podríamos estar hablando del episodio más trágico de la historia de México, porque vivimos en un régimen en el que la justicia se ha denigrado a una tómbola y en el que se pisotea el anhelo de quienes lucharon por la libertad, la independencia y la democracia para constituir a nuestra Nación en República.
Nos parecía un chiste cuando Morena comenzó con su proyecto político a elegir a sus candidatos por medio tómbolas, porque el único requisito era tener suerte. Lo preocupante es que ese método de elección lo quieran aplicar ahora en todos los aspectos. Ya no importa en nuestro país la carrera profesional, la experiencia, la ética y la reputación, basta con tener suerte.
La polémica Reforma Judicial tiene en jaque hoy a las instituciones, no solo del Poder Judicial, al propio Instituto Nacional Electoral que debe sacar una elección de jueces, juezas y magistrados, cuyos candidatos son determinados en la tómbola, no por su trayectoria ni por su pulcritud en el servicio judicial, y habría que revisar la cuota partidista; cuántos registrados tuvieron acceso a información privilegiada por el simple hecho de simpatizar con la 4T.
La gravedad de lo que pasa en nuestro país es igual de preocupante que la intromisión de Estados Unidos con drones para vigilar a los cárteles mexicanos, y más lamentable sería quitarle a los jóvenes mexicanos su derecho a la educación media porque el acceso al bachillerato podría ser también una cuestión de suerte, si sale en la tómbola estudia, si no, no.
No es un chiste, ni una tragicomedia griega, es la realidad de México.
En julio de 2024, Santiago Roel, director y fundador del Semáforo Delictivo en México, escribía para Forbes que los electores eligieron “el paternalismo, la dádiva y la ilusión de quien vive en un palacio que, cuando menos, piensa en ellos”, prefiriendo con ello la dictadura populista a la democracia liberal.
Así, mientras en el Senado de la República están atoradas las reformas constitucionales para que tengan salario digno los policías, guardias nacionales, médicas, médicos y enfermeros, como lo denunció el nuestro senador por Jalisco, Clemente Castañeda, la fracción mayoritaria de Morena está ocupada con sus grillas y con un módulo de afiliación a su movimiento en plena Cámara Alta.
Y mientras el mundo y las bolsas internacionales tiemblan con cada palabra y cada firma del presidente Donald Trump, nuestra presidenta Claudia Sheinbaum dice que no tiene miedo, que son “campañitas”, porque el “pueblo la respalda”.
Las y los ciudadanos deberíamos ser valientes y seguir luchando por nuestra República, exigiendo el respeto a la Constitución, a las instituciones, que contemos con un Poder Judicial digno, pero sobre todo, que nuestro Poder Ejecutivo realmente piense en el pueblo y trabaje por él, no sólo que lo use en el discurso y lo envuelva con mentiras y falsas promesas de un mejor país.