Muere Rose Girone, la superviviente del Holocausto de mayor edad, a los 113 años.
Rose Girone, quien fue reconocida como la superviviente más longeva del Holocausto nazi, falleció a los 113 años en un hogar de ancianos en Bellmore, Nueva York. Su partida cierra un capítulo en la historia de quienes vivieron las atrocidades del régimen nazi y se levantaron con valentía ante la adversidad.
Nacida en 1912 en Janow, una localidad al sureste de Polonia, Rose vivió inicialmente como Rosa Raubvogel. Desde su infancia, su vida estuvo marcada por desafíos y luchas que la convirtieron en un símbolo de fortaleza humana. A temprana edad, emigró con su familia a Alemania, estableciéndose en Hamburgo. Sin embargo, la tragedia tocó su puerta cuando su esposo, Julius Mannheim, fue arrestado y deportado al campo de concentración de Buchenwald mientras ella se encontraba esperando a su hija.
Afortunadamente, un acto de compasión evitó que Rose fuera también enviada al campo, y poco después dio a luz a su hija Reha en circunstancias de extrema dificultad. En medio de estos tiempos de sufrimiento, Rose mantenía una actitud positiva frente a la vida, y solía expresar que las pruebas de la vida solo la hacían más fuerte:
“Nada es tan malo que no puedas extraer de ahí también algo bueno”.
Su hija Reha Bennicasa, quien también sobrevivió al Holocausto, destacó la resiliencia de su madre y la importancia de su ejemplo. Años más tarde, Reha compartiría que, por todo lo que vivió su madre, ella misma aprendió a enfrentarse a cualquier reto que la vida le presentara.
Después de conseguir la liberación de su esposo, la familia Girone se trasladó a Shanghái, donde vivieron en un gueto para judíos bajo ocupación japonesa durante la Segunda Guerra Mundial. Tras el fin del conflicto, emigraron a Estados Unidos, donde se establecieron en Nueva York. Rose se casó nuevamente con Jack Girone y siguió demostrando una increíble capacidad de resistencia ante las dificultades.
La historia de Rose Girone es una de supervivencia, fuerza y perseverancia. Su hija rememora la sabiduría de su madre:
“Era una mujer fuerte y resiliente. Sacaba lo mejor de situaciones terribles. Era muy sensata y con mucho sentido común. No había nada que no pudiera aportarle para que me ayudara a resolverlo”.
Con la muerte de Rose, la comunidad de sobrevivientes del Holocausto pierde a una de sus figuras más representativas, pero su legado sigue vivo, recordándonos la capacidad humana de superar incluso las circunstancias más extremas. En un mundo donde quedan aproximadamente 245,000 sobrevivientes del Holocausto, su historia sigue siendo una poderosa lección de valentía, resistencia y esperanza.