Teatro rojiblanco

Chivas es una fiesta. El Rebaño Sagrado no tiene pies ni cabeza. La salida tan extraña y suigéneris de Óscar García el sábado, y unas horas antes del famoso y controversial Comité Técnico que era precedido por los españoles. Hoy, una vez más los que manejan el Guadalajara demostraron que no saben lo que significa la institución, que no saben los manejos, que no saben cómo hacerlo y no tienen ni idea de qué hacer ni dejar de hacer; no existe la planeación en Chivas.

Amaury Vergara y Alejandro Manzo tomaron la decisión de quedarse sin entrenador, de sacudir el interior de la estructura rojiblanca y darle la última patada a lo que quedaba del proyecto de Fernando Hierro en el redil. Todo lo que aparentemente empezó muy bien con una final y buenos refuerzos, hoy se terminó de ir al traste. Desde la salida de la leyenda merengue se tambaleó, cuando Gago los dejó tirados y más o menos pudieron sobrevivir. Al día de hoy, las cenizas que quedaban ardiendo se terminaron de extinguir.

Los cambios de aires llegan a la Perla tapatía y parece que Chivas es el mundo al revés. Gerardo Espinoza apunta a tomar las riendas del equipo, una persona que como futbolista está identificado con los rojinegros. Sin embargo, como entrenador, las mieles del triunfo las vivió como rojiblanco y eso le valió para ser catapultado a la selección mexicana.

El “Loco” como le apodan, regresa al redil; lo hace con experiencia y con algunas credenciales. Ha dirigido en el extranjero donde no le fue de la mejor manera, pero, en nuestro país aparentemente tiene los méritos para ser el nuevo pastor del Rebaño Sagrado. ¿Durará? No lo sé, yo creo que a largo plazo puede dar resultados. El detalle, como casi siempre, será conocer y saber si habrá o no paciencia de la directiva, la afición y lo más importante, si responderán los jugadores.