La polarización política en Estados Unidos quedó en evidencia cuando Donald Trump se dirigió al Congreso el martes en un discurso marcado por vítores de la derecha y rechazo de la izquierda. En un ambiente cargado de tensiones, el expresidente hizo una entrada triunfal entre aplausos de los republicanos, mientras los demócratas respondían con gestos de desaprobación y mensajes de protesta.
Trump avanzó lentamente por el pasillo central de la Cámara, estrechando manos y disfrutando del respaldo de su bancada. Sin embargo, su recibimiento no fue unánime. La congresista demócrata Melanie Stansbury levantó un cartel con la frase “Esto no es normal”, que fue arrebatado de sus manos por un republicano, anticipando la hostilidad de la jornada.
Por su parte, la congresista ultraconservadora Marjorie Taylor Greene desafió el protocolo con una gorra roja que decía “Trump tenía razón en todo”, en abierta violación a la prohibición de usar sombreros en la Cámara, vigente desde hace casi dos siglos.
Mientras Trump subía al podio, los republicanos coreaban “¡EE.UU.! ¡EE.UU.!”, en contraste con el silencio de los demócratas, quienes permanecieron sentados con rostros serios. Entre los más efusivos estaba la primera dama, Melania Trump, quien saludó sonriente desde su asiento.
“A mis conciudadanos: ¡Estados Unidos ha vuelto!”, proclamó Trump al iniciar su discurso, titulado “La renovación del sueño americano”.
El ambiente se volvió aún más tenso cuando el congresista demócrata Al Green se puso de pie y le gritó al expresidente: “Usted no tiene mandato”. Su protesta fue ahogada por los gritos de los republicanos, quienes lo instaron a sentarse, pero Green se negó y fue escoltado fuera de la Cámara en medio de abucheos.
El punto más álgido del discurso llegó cuando Trump calificó a su predecesor, Joe Biden, como el “peor presidente de la historia”. Las reacciones fueron inmediatas: algunos demócratas silbaron y acusaron al expresidente de mentir.
Muchos de los legisladores opositores vistieron accesorios con los colores amarillo y azul en señal de apoyo a Ucrania, en protesta por la reciente decisión de Trump de congelar la ayuda militar a Kiev. La escena contrastó con la unidad bipartidista mostrada en 2022, cuando Biden recibió ovaciones de ambos partidos al condenar la invasión rusa.
Además, varios demócratas optaron por vestirse de rosa en rechazo a las políticas de Trump, a las que consideran perjudiciales para los derechos de las mujeres. La congresista Jasmine Crockett, de Texas, llevó la protesta un paso más allá al quitarse la chaqueta y revelar una camiseta con la palabra “Resist”. Algunos legisladores incluso abandonaron la Cámara antes de que Trump comenzara a hablar, como la representante Alexandria Ocasio-Cortez, quien había anunciado previamente su boicot al evento.
Además, señaló que el “sueño americano es imparable”, dijo el presidente Donald Trump este martes ante el Congreso tras seis semanas de vértigo en las que puso patas arriba el orden mundial, desató una guerra comercial y avanza a marchas forzadas con su campaña antimigratoria.
Con su asesor cercano Elon Musk entre los asistentes a su discurso en horario de máxima audiencia, el republicano dijo que “apenas estaba empezando” con sus planes radicales para reformar el país.
El presidente republicano elogió los logros de sus primeras seis semanas y prometió seguir adelante con su intento de reformar radicalmente el gobierno de Estados Unidos y poner fin a la guerra en Ucrania, cueste lo que cueste.
“Hemos logrado más en 43 días de lo que la mayoría de las administraciones logran en cuatro u ocho años, y apenas estamos empezando”, dijo.
“El sueño americano está emergiendo, más grande y mejor que nunca antes. El sueño americano es imparable, y nuestro país está al borde de un resurgimiento como el mundo nunca ha presenciado, y tal vez nunca vuelva a presenciar”, dijo.
Información de AFP