La reforma constitucional en materia de fortalecimiento de la soberanía nacional marca un precedente para la historia del país y para la historia del constitucionalismo. Esta semana tras una álgida discusión en la casa del pueblo, la Cámara de Diputados, se aprobó con un respaldo contundente por 417 votos a favor. Cobra aún más relevancia cuando ningún presidente antes se había planteado una iniciativa de tal magnitud.
No es una norma jurídica más que se está modificando. La adición al artículo 40 es la siguiente: El pueblo de México, bajo ninguna circunstancia, aceptará intervenciones, intromisiones o cualquier otro acto desde el extranjero que sea lesivo de la integridad, independencia y soberanía de la nación, tales como golpes de Estado, injerencias en elecciones o la violación del territorio mexicano, sea ésta por tierra, agua, mar o espacio aéreo. Tampoco consentirá intervención en investigación o persecución sin la autorización y colaboración expresa del Estado mexicano, en el marco de las leyes aplicables. Así la magnitud de importancia de esta reforma, donde se busca ante todo preservar el bienestar del pueblo, preservar su soberanía, pues hoy orgullosamente somos un pueblo democrático, libre y soberano.
Esta reforma es fundamental para los tiempos que estamos viviendo; una protección que necesitamos y que debe quedar además en nuestra Carta Magna. Para quienes pensaban innecesaria esta reforma, les recuerdo que nuestra Patria es nuestro patrimonio que debemos defender y proteger, y nuestra soberanía un derecho inalienable que debemos preservar. Profundizo y reitero: con esta reforma defendemos y protegemos nuestra nación de posibles agresiones, invasiones o perturbaciones, tanto en nuestro territorio como en nuestro gobierno. Son medidas preventivas; debemos blindar nuestro futuro para evitar diversos posibles escenarios adversos que pongan en vulnerabilidad nuestra soberanía, ya sea mediante la fuerza y hasta con intromisiones políticas. Este escudo inicia desde nuestro presente, desde las acciones que tengamos hoy.
Es fundamental en este mundo globalizado en el que vivimos, donde no estamos exentos de agresiones por parte de otros países. Al dejar plasmada esta norma en la Constitución, estamos reafirmando nuestra soberanía y nuestra capacidad para defender nuestros intereses nacionales. Porque la patria es primero.
Además se le da forma con la reforma al artículo 19 donde se amplía el catálogo de delitos con prisión preventiva oficiosa; dice la incorporación: “A las personas nacionales o extranjeras involucradas en delitos de terrorismo o en la fabricación, distribución, enajenación, traslado o internación al territorio nacional; se le aplicará medida cautelar de prisión preventiva oficiosa a aquel que introduce armas de manera ilegal a nuestro país”. O como bien dice el agregado al 19, “o a cualquier extranjero que realice actividades al margen de la ley vinculadas con los párrafos segundo y tercero del artículo de la Constitución y que se le impondrán las penas más severas posibles”.
La medida cautelar prioriza proteger la seguridad nacional y prevenir la introducción ilegal de armas al país. Esto busca la reforma, la implementación de medidas estrictas y sobre todo, reitero, que queden en nuestra Constitución para aquellos que intenten introducir armas de forma ilegal, así como para extranjeros que busquen investigar, perseguir, indagar a nacionales sin la autorización gubernamental del Estado mexicano.
Buscamos desalentar cualquier forma de violencia o agresión en el país, promoviendo paz y seguridad a las y los mexicanos; con ello garantizamos que las investigaciones y persecuciones se realicen de acuerdo a la ley pero sobre todo, con el debido respeto a la soberanía nacional. Colaboración si, subordinación nunca.