Tenis blancos, una maleta y una Biblia son los objetos que la familia de Merari ha identificado entre los artículos hallados en rancho de Teuchitlán
Recientemente, un hallazgo en Teuchitlán, Jalisco, ha sacudido a la comunidad, al descubrirse un campo de exterminio y un posible crematorio clandestino en el Rancho Izaguirre. El 6 de marzo, el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, dedicado a la búsqueda de personas desaparecidas, reveló varios objetos personales hallados en el lugar, incluyendo zapatos y prendas de vestir. Esta información ha generado gran preocupación entre las familias de desaparecidos, quienes buscan respuestas sobre el destino de sus seres queridos.
Uno de los casos más recientes es el de Merari Noemí García, una joven madre de 19 años que desapareció el 20 de mayo de 2024. De acuerdo con su hermana Rubí, Merari había recibido una oferta de trabajo de una agencia de seguridad privada, que le prometió un sueldo semanal de 6,000 pesos y entrenamiento en defensa personal. Aunque Rubí le advirtió sobre la oferta sospechosa, Merari decidió aceptarla, dejando a su pareja e hijo para buscar un futuro mejor. Sin embargo, no volvió a comunicarse con su familia después de ese día.
“Ella no se volvió a comunicar con nosotros desde el día que desapareció”, explicó Rubí.
El vínculo entre Merari y el Rancho Izaguirre se estableció meses después, cuando la familia de la joven vio un enlace en vivo del colectivo de búsqueda. Entre los objetos encontrados en el campo, Rubí identificó unos tenis y una maleta que coinciden con los de su hermana. Lo que le dio certeza de que su hermana había sido víctima del crimen organizado fue un artículo muy personal: una biblia que su madre le había regalado.
“Cuando yo pierdo las esperanzas es cuando vi la biblia… es una biblia muy particular que no cualquier persona la tiene”, recordó Rubí.
Aunque la familia reportó los hallazgos a la Fiscalía, les informaron que el proceso de identificación podría llevar meses debido a la alta temperatura a la que se calcinaron los restos. A pesar de esta incertidumbre, Rubí sigue buscando a Merari, señalando que “no la podemos dar por muerta porque no hay una evidencia que nos compruebe que estuvo ahí o si haya sobrevivido”.