El arancel mínimo del 10% impuesto por el presidente Donald Trump sobre gran parte de los productos que ingresan a Estados Unidos desde el resto del mundo entró en vigor este sábado como un mazazo al comercio global.
Esta tarifa aduanera se suma a los impuestos existentes, pero algunos bienes quedan exentos como el petróleo, el gas, el cobre, el oro, la plata, el platino, el paladio, la madera de construcción, los semiconductores, los productos farmacéuticos y los minerales que no se encuentran en suelo estadounidense.
Las importaciones de acero, aluminio y automóviles tampoco se ven afectadas, pero porque ya están sujetas a recargos del 25%.
Canadá y México, socios de Estados Unidos en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (T-MEC), se hallan bajo otro régimen: 25% a los productos fuera de este acuerdo (excepto 10% a los hidrocarburos canadienses).
Trump alega que lo hace para incitarlos a combatir la migración ilegal y el tráfico de fentanilo.
El republicano redobló su apuesta por los aranceles y en la mañana del sábado prometió que su “revolución económica” producirá resultados históricos para los estadounidenses.
“MANTÉNGANSE FIRMES, no será fácil, pero el resultado final será histórico”, dijo en una publicación en su plataforma Truth Social, en la que añadió que sus políticas económicas están “trayendo de regreso empleos y empresas como nunca antes”.