Quiero compartir mi perspectiva de la reciente reunión con la doctora Claudia Sheinbaum en el Museo Nacional de Antropología, en momentos clave para nuestro país. La presentación del Plan México por parte de la presidenta, nos muestra una ruta de Estado más que una simple hoja de ruta económica; representa una estrategia que articula poder, justicia social y soberanía. El plan es claro: México es grande, somos un país con dirección. Hoy, con prioridades ante las adversidades que amenazan a nuestra soberanía y con capacidad para ser protagonistas.
La propuesta combina elementos clave, de nacionalismo económico, pero a su vez con herramientas de gobernanza, inversión pública, reindustrialización y contundentemente, la intención de sustituir importaciones estratégicas. Y reitero, como en algunos artículos pasados, la postura, el respeto que ha tenido con el gobierno vecino, sin romper con los avances que ya hemos tenido actualmente con el anuncio de aranceles de Trump. Se mantiene el diálogo, la cooperación, el trabajo en equipo; se valora la relación bilateral con Estados Unidos, defendiendo en todo momento nuestro derecho de respeto y reciprocidad de soberanías.
No puedo ser omiso en decir que el Plan México consolida la acción de continuidad de la cuarta transformación, del humanismo mexicano y de la prosperidad compartida. Más allá de historias, los resultados hablan por sí mismos: crecimiento sin aumento de impuestos, empleo récord en cooperación con las y los empresarios, inflación controlada y nuestra lucha por la expansión de los derechos sociales. México es un socio confiable, pero jamás subordinado. Hoy el mundo ve nuestro valor en un momento crítico para todos los países. El mensaje que se manda al exterior es claro: somos una nación unida, fuerte, con valores e identidad nacional.
El Plan México es ambicioso, con un solo objetivo, hacer de nuestra soberanía económica la base real de transformación, gobernabilidad y legitimidad, y es que los gobiernos de transformación y humanismo mexicano, tiene un objetivo, no es llegar solo a administrar sin sentido, sino transformar la vida de las y los mexicanos. Una vez más se está poniendo al centro a la gente, sabiendo que obedecemos un mandato popular y con este plan, uno de los actos más estratégicos en el segundo piso de la transformación por nuestro México.