Justo en la temporada del año en la que empieza a hacerse evidente que habrá cortes de agua en la ciudad, la discusión sobre incrementar o no las tarifas que le cobra el SIAPA a sus usuarios está en una posición candente. Y para no variar, porque en Jalisco tenemos la costumbre de politizar los temas que debieran ser resueltos con criterios estrictamente técnicos y pragmáticos, otra vez el tema está atorado por cuestiones políticas.
Está más que claro que el director del SIAPA, Antonio Juárez Trueba, cuenta con el apoyo del Gobierno del Estado en el tema del aumento en los cobros, y también tiene el apoyo de los gobiernos municipales.
Pero la definición sobre permitir que aumenten en al menos 12% las tarifas, está en la facultad del Congreso del Estado, y los diputados no se han puesto de acuerdo. Desde hace dos semanas se ha ejercido presión para que se autorice el alza antes de la temporada vacacional de Semana Santa y Pascua, pero hay muchas resistencias.
Es natural, porque un gran sector de la población se manifiesta en contra de pagar más por algunas razones obvias: la mala calidad del agua (el agua turbia), los cortes que se han hecho regulares y sin previo aviso, y porque hay una deuda de consumidores que ha crecido con el paso de los años hasta llegar a ¡17 mil millones de pesos!
Para el usuario promedio, no se justifica pagar más si no hay compromisos claros para resolver la calidad del líquido. También se interpreta como una gran injusticia que haya grandes deudores, especialmente del sector privado e instituciones públicas, mientras que se ejerce presión sobre los consumidores promedio.
Sin embargo, el aumento en las tarifas es una condición urgente para el SIAPA. Si no se garantizan más ingresos, el organismo está en un punto de quiebre. Sin más recursos económicos, la situación puede empeorar en unas pocas semanas.
El SIAPA, porque así lo han permitido muchas administraciones y autoridades en el pasado, está en un callejón sin salida.
Y la ciudad no se puede quedar sin agua. Ni para el consumo humano, ni para la actividad económica e industrial.
El dilema se resolverá, puede usted contar con ello, con la autorización del aumento. La cuestión es mediante qué acuerdos y cuáles serán los compromisos que deben asumir tanto la administración del SIAPA como los gobiernos municipales y el gobierno del Estado.
Pero éste será apenas un primer paso. Quedan pendiente multitud de tareas: recomposición en la integración del personal del SIAPA (que regresen los técnicos y se vayan los políticos), una política integral y clara de la distribución del agua, tratamiento de aguas residuales y sobre todo, medidas firmes para disminuir el consumo.