Jalisco sigue siendo el epicentro de la desaparición de personas, y ahora una nueva modalidad delictiva se gesta silenciosamente tras las pantallas: el reclutamiento forzoso de menores a través de aplicaciones de juegos en línea. Este fenómeno aún poco visibilizado, representa una amenaza directa a la seguridad de niñas, niños y adolescentes. La mecánica es perversa y meticulosamente calculada, toda vez que una vez que el menor avanza ciertos niveles dentro del juego, es contactado por un “jugador” que bajo la apariencia de amistad, inicia una conversación aparentemente inocente.
El problema comienza cuando el menor se percata de que esa persona conoce detalles privados sobre su vida, su dirección, nombres de familiares, horarios escolares, entre otros. La confianza inicial se convierte en miedo y lo que parecía entretenimiento, se transforma en una trampa con la finalidad de obligarlo a desaparecer de su entorno familiar para ser partícipe en la comisión del delito de secuestro virtual en agravio suyo y de sus familiares, o en otros casos, para unirse a las filas de la delincuencia organizada.
Así fue el caso de un adolescente de 13 años en Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, quien fue víctima de secuestro virtual. El menor recibió una llamada intimidante por parte de un interlocutor del videojuego, quien lo obligó a salir de su domicilio, sin permitirle que tuviera comunicación con sus familiares y así hacer a éstos, presas del miedo y la zozobra, asegurándoles que dicho menor se encontraba secuestrado.
Esta forma de privación de la libertad —aunque sin contacto físico directo— no es aislada. Datos recientes indican que durante 2024 y 2025, el Estado de Jalisco ha sido testigo de múltiples casos similares:
• La Universidad de Guadalajara reportó al menos 44 casos de secuestro virtual en 2024, cifra que aumentó en 2025 a un promedio de un caso diario, muchos de ellos dirigidos a estudiantes.
• En Tlajomulco, seis menores fueron rescatados entre noviembre de 2024 y enero de 2025 tras haber sido manipulados y extraídos de sus hogares por medio de amenazas virtuales.
• En Zapopan, la Policía Escolar frustró cinco intentos de secuestros virtuales dirigidos a jóvenes estudiantes universitarios.
El modus operandi incluye llamadas desde centros penitenciarios, suplantación de identidad digital, intimidación psicológica y exigencia de rescates económicos a los familiares. Lo alarmante es que los delincuentes han comenzado a incorporar Inteligencia Artificial para imitar voces, hacer videollamadas convincentes y manipular emocionalmente a sus víctimas.
Estos juegos en línea están marcados por el silencio, el miedo y la coacción. Los menores no sólo se enfrentan a la presión de avanzar en niveles virtuales, sino a amenazas que los trasladan del entorno seguro de su casa a un limbo de riesgo, angustia y desaparición.
Este tipo de violencia invisible requiere atención inmediata. Las autoridades, las familias, las escuelas y las plataformas digitales deben articular acciones coordinadas para prevenir, detectar y sancionar este delito emergente. De lo contrario, seguiremos viendo cómo tras cada partida en línea, se oculta una trampa que silencia infancias y engrosa las cifras de desaparecidos en Jalisco.