Cada 30 de abril, el Día del Niño y la Niña nos brinda la oportunidad de celebrar y reconocer la importancia de nuestras niñas, niños y adolescentes. Sin embargo, en Jalisco esta fecha también se convierte en un momento crítico en el que debemos reflexionar, con base en las realidades que enfrenta este grupo en nuestro Estado, especialmente en el contexto de la violencia y la inseguridad que nos rodea.
A pesar de los avances en la promoción y protección de los derechos de la infancia, la realidad de muchas niñas, niños y adolescentes jaliscienses es preocupante. La violencia en diversas formas —delincuencia organizada, violencia intrafamiliar, bullying, abuso sexual, adicción a las nuevas tecnologías— afecta su desarrollo integral y su bienestar emocional. Esta situación es inaceptable y desafía los principios fundamentales consagrados en la Convención sobre los Derechos del Niño, que establece que cada niña, niño y adolescente tiene derecho a vivir en un entorno seguro y a ser protegido de toda forma de violencia.
En este contexto, la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ) renueva su compromiso con cada niño y niña en Jalisco. Desde la defensa de sus derechos hasta la promoción de un ambiente seguro y propicio para su desarrollo, seguimos trabajando para que todas las niñas, niños y adolescentes puedan disfrutar de su infancia plenamente, sin miedo, y con la esperanza de un futuro mejor.
El Día del Niño y la Niña debe ser una plataforma para alzar la voz por aquellos que no la tienen. Las familias, las instituciones educativas y la sociedad civil deben involucrarse activamente en la construcción de un entorno más seguro y respetuoso. Es necesario fomentar la denuncia de situaciones de violencia y ofrecer acompañamiento a las víctimas. Recordemos que proteger a nuestras niñas, niños y adolescentes es proteger el futuro de Jalisco.
La CEDHJ reitera su compromiso de velar por el respeto de sus derechos humanos. Es nuestra responsabilidad colectiva garantizar que cada niña, niño y adolescente tenga acceso a un entorno protector, donde pueda crecer, aprender y desarrollarse sin temor. Para ello, es fundamental implementar políticas públicas efectivas que aborden la violencia desde sus raíces, promoviendo la educación en derechos humanos y la creación de espacios seguros tanto en el hogar, la escuela y la comunidad.
La garantía de sus derechos humanos no sólo es un deber, sino un compromiso ineludible que debemos asumir con seriedad y urgencia. Juntos debemos construir un Jalisco donde cada niño pueda soñar y vivir en paz.